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Las miserias de una línea en llamas

La UD, de nuevo en once minutos, recibe tres mazazos

Las miserias de una línea en llamas

Concesiones diabólicas. Una zaga en llamas. Siete goles en dos naufragios para el sonrojo. Mandíbula cristal. La UD, que fue durante 22 jornadas líder de la categoría de plata, encadena un nuevo batacazo tras recibir cuatro puñaladas en el infierno rojo de Los Pajaritos. El bloque de Paco Herrera, en el momento más crítico del curso, encaja por vez primera cuatro dianas y dos derrotas consecutivas [al (4-2) de ayer cabe añadir el (0-3) de hace una semana ante el Betis en el Estadio de Gran Canaria]. Se agotan las excusas y el desplome es evidente. Siete goles en 180 minutos y en dos franjas críticas. ¿Dónde está el sello que deslumbró en la competición en la primera vuelta? Las horas bajas del campeón de invierno. Tiempos de penuria.

Adiós a las credenciales de un sello eficiente en la retaguardia. En el peor partido a nivel defensivo de la 'era Herrera', la UD concedió infinitas facilidades a los soldados de Juan Antonio Anquela -que estaba en el palco por sanción-. Al son de Julio Álvarez, protagonista por su condición de bigoleador, el Numancia sacó petróleo ante la pasividad isleña. Tres de los cuatro tantos fueron a balón parado. Es el retrato de una descomposición mayúscula. El rigor y la contundencia de los gladiadores amarillos se ha esfumado del césped. Hasta Casto, que parecía un superhéroe, encajó ayer un tanto cómico, un gol olímpico de Julio Álvarez que fue el 4-1 y puso el punto y final al duelo.

Con el marcador central Aythami Artiles fuera de combate por sanción federativa, Herrera apostó por la lógica y alineó a Simón, que estuvo eficiente, Marcelo Silva, David García y Ángel López, que se fue a la caseta en el minuto 46, al contar con una tarjeta amarilla -entró Christian por la izquierda-.

En el minuto 23, el grancanario Juanma hizo saltar todas las alarmas al completar un disparo con cianuro. En el siguiente fotograma, Natalio alcanzó la línea de fondo y el centro lo remachó Julio Álvarez en el corazón del área -sin oposición al llegar tarde a la marca Roque Mesa-. Oda a la incertidumbre.

Desajustes y fatalidad

De nuevo, Julio Álvarez. Estirpe maldita para destapar las miserias amarillas. Una falta lateral del ex del Tenerife la aprovechó Juanma para fusilar a Casto. Marcelo Silva llegó tarde en su intento de contrarrestar el remate inapelable del jugador de Vecindario. El activo más peligroso del navío rojillo estaba libre de marca. Pecado capital. Respirando en solitario para mostrar sus colmillos y hacer el 2-0. El tercero llegaría avalado por el registro oportunista de Gaffoor. En el segundo palo, mandó a la red un balón preciso de Natalio. Once minutos para la deshonra, la misma fórmula maldita que ante el Betis en la pasada jornada [los de Mel desde el 65' al 76' lograron sus tres tantos de Molina (2) y Ceballos].

En el segundo acto, la UD, con más corazón que cabeza, entregó su alma tras un gol olímpico de Julio Álvarez. Casto, desafortunado, no despejó el esférico en una noche aciaga. La enésima en el infierno. La crisis sigue su curso. Los de Herrera han perdido la brújula.

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