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UD Las Palmas La crónica (30ª jornada)

La UD se desmorona

El cuadro amarillo vuelve a encajar tres tantos en un suspiro y cae goleado (4-2) en Soria víctima de sus errores defensivos

Roque Mesa conduce la pelota ante la presión de Antonio Tomás durante el Numancia-UD Las Palmas de ayer. LOF

El árbitro señaló el final del partido y los jugadores de la UD Las Palmas se miraron entre ellos. Quietos, brazos en jarra y con cara de circunstancias. No sabían hacia donde ir ni hacia donde mirar. Algunos se dirigían al túnel de vestuarios pero varios les reclamaron para ir a saludar a los aficionados. Unos fueron hasta el córner donde se encontraban y regalaron sus camisetas mientras otros se quedaron a medio camino y el resto no se movió del centro del campo. Es la postal que refleja el estado de ánimo de la UD Las Palmas. El equipo amarillo está deprimido y no encuentra explicación a lo que le está ocurriendo.

Ayer, cuando el partido transcurría sin demasiados incidentes en las áreas, incluso con los amarillos más cómodos sobre el campo que el Numancia, Julio Álvarez puso por delante a los sorianos y la UD se volvió a hundir. Encajó de nuevo tres goles en menos de un cuarto de hora, como ante el Betis, un lastre demasiado grande pese al atisbo de reacción de la segunda parte (4-2). El conjunto insular está hundido a nivel psicológico y bloqueado en el aspecto físico.

Ayer, cuando el problema parecía que era la falta de gol, la UD se descompuso a partir de una fragilidad defensiva nunca vista esta temporada. Y delante, pese a que con Ortuño intimidó más que en fechas anteriores y remató a puerta en más de una decena de ocasiones, al conjunto insular volvió a fallarle la puntería. Ya sea por una cosa o por otra, lo cierto es que los errores se suceden cada semana y la UD ya lleva cinco jornadas sin ganar, un tramo de temporada en el que ha sumado solo tres empates, y el ascenso directo se puede alejar hoy a cuatro puntos si ganan Valladolid y Sporting.

El show de Julio Álvarez

Se ha quedado sin gasolina la UD. Lo que era una apisonadora se ha convertido en un 600. Es una caricatura de lo que fue en la primera vuelta, cuando maravilló y llegó a disfrutar de cinco puntos de ventaja sobre el tercer clasificado. De ser un equipo imbatible a besar la lona con extrema facilidad. Ayer al Numancia le bastó con un par de jugadas a balón parado para golear a un rival impotente y que es víctima de sus propios errores. Así, la UD Las Palmas puede perder contra cualquiera. Está jugando contra sí mismo. Y es que incluso disfrutó de ocasiones para soñar con una remontada, pero le faltaron acierto y fe para obrar la hazaña.

Con Ortuño y Araujo juntos el equipo disfrutó de otro aire en ataque. Cada balón que caía cerca de ellos era una sensación de peligro que la UD no tenía en las últimas semanas. No encontraron el premio del gol pero puede ser una de las soluciones. Se entendieron muy bien y de hecho ambos se vieron solos en dos ocasiones ante el portero pero las anuló de forma equivocada el asistente. Y en otra más Calvo se adelantó al murciano, que encaraba la portería como un rayo tras un estupendo control.

Ocurre que el sistema defensivo de la UD fue un desastre. Desde el principio concedieron errores absurdos, regalos en forma de pérdidas o faltas sin sentido que generaban peligro. Roque, novedad en el once, fue el encargado de acompañar a Javi Castellano y Hernán, pero los tres se veían superados. Además, al centro del campo amarillo no le duraba el balón, y lo reclamó Paco Herrera a los diez minutos.

Así, el Numancia lograba jugar en campo contrario con cierta facilidad. No era, ni mucho menos, el guión que se esperaba pero la UD se sentía cómoda porque intimidaba en ataque. Pero entonces llegó el primero del Numancia. Natalio pisó la línea de fondo con demasiada sencillez y Julio Álvarez remató totalmente solo llegando desde atrás. Era la primera ocasión clara de gol de los sorianos, había una buena puesta en escena de la UD pero el cuadro amarillo se vino abajo. Desconectó, se quedó fuera de cobertura y cuando se dio cuenta ya iba 3-0.

Fue un calco de lo ocurrido la semana pasada ante el Betis. Se desplomó la UD entre caras largas, Casto y los delanteros pidiendo explicaciones y el Numancia haciendo sangre con lo justo. Los dos siguientes goles llegaron a balón parado. Primero Juanma se anticipó en el primer palo a una falta lateral que botó Julio Álvarez y solo cinco minutos después Gaffoor cabeceó la continuación de otra falta lateral. Un coladero inadmisible.

Desquiciados tras el descanso

El Numancia se metió atrás y dejó jugar, cosa que agradeció la UD. Empezaron a combinar los amarillos con más fluidez y al borde del descanso David Simón encontró un premio merecido tras un buen desmarque. Debido a esa sensación de peligro en Los Pajaritos no estaban ni mucho menos tranquilos con el resultado. Entró Valerón por Hernán y el de Arguineguín dejo solo a Ortuño, que mandó el balón a las nubes.

Con la UD desquiciada Julio Álvarez volvió a coger el puñal con un espectacular gol olímpico. De nada sirvió el tanto de penalti de Momo, que justo antes había fallado en boca de gol tras un remate al palo de Christian Fernández. Así, en medio del desquicie general llegó el pitido final, momento en el que los jugadores rebobinaron. No saben lo que les está pasando.

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