En el barco amarillo de la UD Las Palmas toda su tripulación está trabajando a destajo para remar en la misma dirección: conseguir el ascenso a Primera División. Y el capitán que ha logrado en primer término enderezar el timón con fuerza es su propio entrenador, Paco Herrera. Después de poner parches aquí y allá en su dibujo táctico 1-4-3-1-2, habitual en las jornadas previas al choque contra la Ponferradina, el técnico barcelonés ha cambiado las coordenadas por un 1-4-3-3 para que el navío isleño llegue a buen puerto ante la falta de gol. Y frente la embarcación enemiga venida desde el Bierzo, esa estrategia funcionó y se reflejó en el marcador: 4-2. Los grancanarios zarparon con ganas desde el minuto uno y navegaron por las orillas de la Ponfe con más profundidad y a gran velocidad, con tres artilleros, en lugar de dos y un mediapunta. Herrera ya dejaba entrever su decisión en los entrenamientos en la tierra de Barranco Seco la semana pasada: Araujo y Nauzet, como extremos, y Ortuño como ariete.
Herrera tenía que poner solución. El barco se iba a la deriva desde hace cinco jornadas de la División de Plata, el 15 de febrero, fecha de la última batalla ganada en aguas grancanarias contra el Racing de Santander. Frente a la Ponfe el entrenador de la UD Las Palmas siguió apostando por un mástil central intocable con Culio y Hernán como interiores y Javi Castellano en el núcleo. En la popa también permanecía con los rostros habituales: los marineros centrales Aythami Artiles y David García, y los laterales Christian Fernández, por la izquierda, y David Simón, por la derecha.
Tridente en la proa amarilla
Pero la variación llegó en la proa del barco, de la que desaparecía Momo como mediapunta, y en la que saltaba un poderoso tridente ofensivo: Nauzet, como extremo derecho, el Chino Araujo, más escorado a la izquierda, y como delantero centro, Ortuño. El juego de la UD Las Palmas ganó en verticalidad, profundidad, y rapidez, que se tradujo en nueve tiros a puerta frente a las siete ejecutados por el buque ponferradino.
Paco Herrera colocó al delantero argentino más en el costado izquierdo que en el centro atacante, como en anteriores ocasiones, lo que provocó que Araujo surcara las aguas del adversario con más libertad y se abriera paso por la banda. Asimismo, el extremo del barrio capitalino de Las Mesas atacó el área berciana por la derecha y su recompensa llegó con el segundo gol de la noche. El tercer hombre, en el corazón atacante, se entendió a las mil maravillas con ellos y el murciano puja con tesón por su titularidad en el once de Herrera. Ortuño defendió, corrió, luchó por cada esférico que le enviaban desde lejos los interiores Culio y Hernán. Además atrajo la atención de los defensas centrales bercianos Alan Baró y Gaztañaga, un movimiento que facilitó la tarea a Araujo por la banda izquierda.
Casualidades de la competición, Nauzet, Araujo y Ortuño agujerearon la portería del rumano Dinu, y ante la Ponfe fue la primera vez en toda la temporada que los tres jugadores disfrutaron de la titularidad desde el principio de un choque. Ya compartieron césped en el tramo final de la pugna con el Mallorca hace unas semanas.
Con su tanto, el cuarto del partido, Ortuño sale de su letargo invernal y entra en la lista de delanteros con mayor capacidad goleadora de la UD Las Palmas, hasta ahora sobre todo en las botas de Araujo, con 15 dianas, que calmó su sed tras 10 jornadas sin marcar, y en las de Nauzet, con nueve tantos.
Por su parte, el Valladolid perdió el norte en casa contra el Albacete, próximo rival de los amarillos, y también la tercera posición de la tabla en favor de los pupilos de Paco Herrera, que sin duda han rescatado su autoestima de un mar de incertidumbre.
El barco amarillo ha recuperado el equilibrio en el centro, la puntería en su parte delantera, pero sigue faltando cohesión en la zaga. Hasta en dos ocasiones la Ponferradina acechó en el marcador a la UD Las Palmas. 2-1. En un abrir y cerrar de ojos el delantero Jesús Berrocal respondió con un tanto al materializado por Nauzet en el minuto 28. Araujo puso distancia de nuevo en la segunda mitad, pero el punta blanquiazul Yuri colocó el miedo en el cuerpo isleño con un 3-2. Supuso el segundo aviso.
