Tiene 19 años, es de Venezuela y su sueño es convertirse en profesional del windsurf. Miguel Bruggeman, o Miguelito, como le conocen en el agua, nació en Isla de Margarita y con tan sólo diez años subió por primera vez a una tabla de windsurf. Desde entonces, prácticamente no ha vuelto a bajarse de ella. Estos días ha cumplido su sueño compitiendo por primera vez en una prueba del circuito mundial de la PWA (Asociación Profesional de Windsurf)
Las aguas de Sotavento han sido su primera pista internacional de competición, pero no es el mar turquesa y cristalino lo que más ha sorprendido al joven, sino la fuerza con la que sopla el viento. "En Fuerteventura las condiciones sobre la tabla son extremas, y así es como me gusta navegar a mí; aunque no esperaba este viento tan fuerte, por lo que no traje una vela más pequeña que aguante esta intensidad", lamenta.
Su sueño se está cumpliendo: por primera vez participa en el Campeonato del Mundo y lo hace midiéndose con quienes han sido sus ídolos desde que era niño. "He competido contra los grandes así que con cualquier resultado que obtuviese me iba a sentir orgulloso", comenta ilusionado. No disimulaba sus nervios al poder medirse en el agua con el auténtico rey del slalom. "Antoine Albeau es mi referente en esta disciplina. Lo admiro mucho porque tiene veintidós títulos mundiales y para mí es un auténtico orgullo compartir competición con él".
Tras la estela paterna
Para llegar hasta su primera competición en la PWA, Miguelito cuenta con el apoyo incondicional de su padre, quien fuera hace más de una década profesional del windsurf, pero la situación de este deporte en su tierra natal, Venezuela, no es la ideal para el desarrollo profesional de las nuevas promesas.
"Es difícil superarse, ya que allá los materiales son muy caros. A pesar de que hay mucho talento, no es fácil superar el nivel si no se tiene acceso al mejor equipamiento", indica. Es precisamente el hecho de haber sido capaz de superar las adversidades y ser ya uno más en la PWA lo que le ha hecho especialmente feliz en esta competición majorera. "Estoy muy orgulloso de representar a mi país y agradezco todo el apoyo de mi familia y amigos", repite en Sotavento a quien le pregunte.
Presume de amigos y admite que gracias a las horas compartidas con algunos de los mejores windsurfistas del mundo ha conseguido mejorar su técnica. "Me entreno con los grandes y me enfrenté a riders del nivel de José Gollito Estredo -número dos del ranking mundial en Freestyle- o Ricardo Campello, lo que me ayuda a mejorar cada día", reconoce.
Su participación en el Mundial de Fuerteventura es un sueño hecho realidad que marca el inicio de una trayectoria para la que se auguran muchos éxitos. De hecho, en su primera ronda eliminatoria de slalom conseguía colarse en cuartos de final. Un futuro prometedor que empieza a navegar en Sotavento y cuyas aguas sin duda recordará para siempre.
