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Ciclismo El reportaje

Intuición sobre el asfalto

José Blandón es el único canario de los cuatro comisarios en moto de la 70ª Vuelta ciclista a España

Intuición sobre el asfalto

Con su sexto sentido sobre el asfalto. Así permanecerá desde el próximo 22 de agosto José Manuel Blandón, el único canario de los cuatro comisarios en moto de la 70ª edición de la Vuelta ciclista a España, que velarán por la máxima legalidad de la carrera, desde el pistoletazo de salida en Puerto Banús (Marbella) hasta la llegada a Madrid el 13 de septiembre. Sevillano de cuna pero teldense de adopción desde hace más de 30 años, este guardia civil jubilado de 51 años se estrena con ilusión en una de las pruebas reinas del ciclismo, junto al Giro y al Tour, y con la intención de animar a la savia nueva de árbitros canarios que quieren entrar en la élite.

"Creo que hace más de 20 años que no se nombra a un árbitro canario para la Vuelta a España. Sí sé que hubo uno, que era internacional y estuvo en el Tour de Francia", afirma Blandón, que recaló en Gran Canaria en 1984. Discreción, intuición, capacidad de trabajo en equipo e imparcialidad conforman la rueda de cualidades que un comisario ciclista debe poseer.

Su función va más allá de esa popular imagen televisiva, sobre una moto y enfundado en un peto rojo. Debe hacer anotaciones, estar alerta a la radio vuelta (un canal para los equipos y otro específico para los árbitros), por la que se trasmite la información en tiempo real de la caravana ciclista (pinchazos, escapadas), y vigilar a los corredores para evitar que incumplan la normativa.

Entre las infracciones más comunes figuran las llamadas estelas, cuando un ciclista se queda atrás, porque ha pinchado o le ha entrado una pájara, y su coche de equipo se coloca por delante de él para frenar el viento y favorecerle. Otra de las faltas más habituales es recibir avituallamiento (líquidos y/o sólidos) desde el vehículo de equipo fuera del kilometraje establecido por la organización.

"Hay un corredor que se descuelga del pelotón y coge los botellines del coche de equipo para el resto de sus compañeros. Lo normal es que hasta el kilómetro 50 no pueden recibir avituallamiento. Y 20, 25, o a veces 50 km antes de meta, dependiendo las circunstancias de carrera, se cierra el avituallamiento", indica Blandón. Asimismo, el hecho de agarrarse al vehículo de su conjunto implica la expulsión de la competición, pero es algo excepcional.

La figura del comisario de moto en ciclismo sigue siendo desconocida por la mayoría del público no docto en este deporte, pero implica una gran responsabilidad, por la repercusión de la Vuelta, que mueve en logística cerca de 2.000 personas, entre los propios corredores, ambulancias, coches de médicos, de equipos, miembros de seguridad, según calcula este exfuncionario del Estado.

Pura vocación

Cuando sus hijos se apuntaron a una escuela de ciclismo en Gran Canaria, se abrió todo un mundo para Blandón. Requiere sacrificar parte de la vida familiar, pero vivir la carrera desde dentro engancha de una manera inexplicable, según comenta, y es necesario que sea vocacional, pues no se cobra un sueldo astronómico en comparación con otros deportes.

Con 12 años de kilometraje a sus espaldas como árbitro en varios campeonatos de España y la Emakumeen Bira, prueba reina del ciclismo femenino en el País Vasco, Blandón es también secretario de la Federación de Ciclismo de Gran Canaria y presidente del Comité Técnico de Árbitros de Canarias.

Además de un pizquito de suerte, este teldense de adopción ha tenido que batallar lo suyo en las categorías inferiores. Primero como árbitro aspirante un año, en las pruebas insulares para aprender la dinámica y superar un examen, en Madrid o en la Isla, con un técnico de la Real Federación Española de Ciclismo. Después permaneció tres años como autonómico para acceder al nacional, penúltima etapa para cumplir su sueño. En 2011 su nombre entró en la última promoción, hasta la fecha, de nacional élite, tras superar tres pruebas.

Dos días antes del arranque de la Vuelta, Blandón tendrá que viajar hasta Marbella porque la improvisación no comulga con esta carrera, que el pasado abril sopló sus 80 velas. El teldense asistirá a reuniones previas con los directores deportivos y ultimará labores administrativas con el resto del organigrama arbitral. Por una parte, habrá cuatro miembros nombrados por la Unión Ciclista Internacional (UCI), el presidente del jurado técnico o del colegio de comisarios y tres adjuntos principales (un francés, un italiano y un español).

No es lo mismo saber los reglamentos que estar sobre el asfalto y saber manejarse, por ejemplo cuando el pelotón se corta en un puerto de montaña. "El buen comisario intenta adelantarse a las situaciones que se puedan dar para no tener que sancionar, porque a nadie le gusta. Pero a veces hay que hacerlo, no queda más remedio", apunta Blandón.

Por otra parte, el Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Ciclismo (CTA-RFEC) designa a ocho personas: cuatro comisarios en moto, Blandón entre ellos, dos jueces de llegada, que verifican el correcto paso de los corredores por línea de meta, con el apoyo de los medios técnicos, y dos jueces cronometradores, en caso de un parón en la carrera, además del crono oficial de una determinada empresa.

"Vamos cuatro comisarios en moto en diferentes partes, uno por delante y tres por detrás. Estamos numeradas, pero vamos variando según la circunstancia de la carrera, de los grupos que se vayan formando", explica el teldense.

La cordialidad entre todos es fundamental. "Todo el equipo que va tiene que intentar tener una buena sintonía en general por el bien de la Vuelta. Es televisada y todo se magnifica. Lo más importante es pasar lo más inadvertido posible, porque creo que ahí está el éxito", concluye Blandón.

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