Afónicas, casi sin voz para entonar una palabra. Es la huella que dejó una celebración que se alargó hasta la madrugada en Celje, esa pequeña ciudad eslovena donde el domingo España, con tres canarias en el plantel, se colgó la medalla de oro del Eurobasket sub 18 de baloncesto femenino. "Nos quedamos en el hotel, a nosotros no nos hace falta mucho más para montar una fiesta", explica Naira Cáceres, jugadora del Spar Gran Canaria, nada más bajar del avión en el aeropuerto de Barcelona y antes de regresar por fin a casa.
Junto a Cáceres, esperaban en el aeropuerto catalán para subirse al mismo vuelo que aterrizó al filo de la medianoche de ayer en Gran Canaria las otras dos jugadoras de la provincia de Las Palmas: la grancanaria Maite Cazorla y la lanzaroteña Umo Diallo, ambas jugadoras del Segle XXI la temporada pasada. "Desde siempre la comunidad de Canarias ha estado bien representada y hemos mantenido el nivel", narra la alero de esta selección producto de 1998.
Un oro cuyo recorrido ha estado lleno de muros que esquivar. El primero en la concentración previa. "No tuvimos tanto tiempo para prepararnos juntas. Algunas compañeras estaban con la selección sub 19, otras con el 3x3...", explica Maite Cazorla, base del equipo que completó 27 minutos en pista en la final. Porque a pesar de la relativa solvencia con la que se llevaron la final de un torneo ha sido "muy duro" y que se ha alargado más de una semana para la selección de Víctor Lapeña. "Hemos ido de menos a más en todo momento. En muchos partidos sufrimos, incluso con algunos donde se decidieron en la prórroga", cuenta Cáceres.
La final no fue distinta en ese sentido. "Al principio reconozco que me surgieron las dudas, cuando parecía que Francia se iba a escapar en el marcador", afirma la pívot Umo Diallo aunque nunca dejó de confiar en las posibilidades de su selección. "Lo pasamos mal, pero juntas salimos para adelante", sigue. La clave del duelo residió a juicio de Cazorla en "el talento y la lucha constante" de su equipo. "No sabíamos trasladar las indicaciones del seleccionador. Después lo supo reconducir y congeniamos", afirma.
Con ella en el recuerdo
Ese verbo, congeniar, es el que define a esa selección. Un grupo unido tanto fuera como dentro de la cancha. En esa otra parcela de la vida del deportista, también echaron de menos a otro de los talentos más prometedores del baloncesto español, la grancanaria Iris Junio. "Ella es muy especial para nosotras, tanto como jugadora como persona", cuenta Diallo sobre la jugadora del Spar Gran Canaria que se encuentra en su última fase de recuperación de su grave lesión en la rodilla izquierda -rotura del ligamento cruzado-.
Subcampeonas del mundo hace un año, esta generación no ha desarrollado sólo en sus dinámicas sobre el parqué. "Nuestra evolución no se ha quedado sólo como jugadoras, ha ido más allá y ha tocado el plano personal. Al fin y al cabo es con eso con lo que te quedas, con los valores y la confianza que tienes con tus compañeras", señala Cáceres.
Todo con un objetivo: seguir formándose para algún día intentar estar entre las más grandes del baloncesto nacional.
