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Golf

Un 'Clubmaker' de altura

Rubén Boldú ejerce en El Salobre y con su dedicación logra que los palos que arregla hagan mejorar el golf de sus clientes

Un 'Clubmaker' de altura

Muchos en Canarias conocen a Rubén Boldú, y como bien se lee en la puerta de entrada de su taller, aparece su profesión: clubmaker.

Rubén trabaja en Salobre Golf & Resort y con su trabajo logra que los palos que arregla hagan mejorar el juego de sus clientes, que son muchos en los últimos años.

Haciendo un poco de historia, en el siglo XVI y XVII, el golf se da a conocer, pasando de ser jugado por los pescadores escoceses de regreso a casa después de faenar en la mar -SXV-, a ser practicado además por reyes, reinas y nobles escoceses. Pero la verdadera popularización del golf ocurrió cuando los palos dejaron de ser artesanales, fabricados primero con duras maderas de limoneros, pasando por hickory, posteriormente por el acero para llegar al grafito y sus aleaciones.

A finales del siglo XIX emergen los clubmakers, que son grandes conocedores del deporte, buenos competidores que buscan mejorar los palos, para que las bolas ya fabricadas con Gutta Percha, vuelen con más precisión para poder ganar al adversario. Cada palo tiene su nombre: driver, brassie (madera 2), spoon (madera 3), mashie (hierro6), mashie-niblick (wedge) y putter? entre muchos otros.

Ángel de la Torre, primer profesional español que gana el Open de España en 1916, 1917 y 1919 con poco más de 20 años, profesionaliza, junto a su familia, la industria de palos de golf, para lograr que sean más precisos, duraderos y económicos.

Rubén Boldú, en el sur de Gran Canaria, sigue sus pasos. Llega Rubén al Salobre con 19 años, en 2005, sin conocer casi este deporte para formar parte del guest service del resort, consiguiendo con sus primeros sueldos comprarse una tabla de surf. Pero el golf le empieza a gustar y de la mano del profesional canadiense que impartía clases tanto a turistas como a amateurs locales, recibe sus primeras clases.

Bola tras bola, swing tras swing, Rubén se engancha. El golf no es sólo un deporte, es una forma de vida y así empieza su historia. Vende la tabla de surf, los patines, la bici y se dedica al "120% al golf, gracias al gerente, Alejandro González", que descubre su talento, poniéndole al frente, después de sus primeros cursos de formación en Cambridge, del mini taller de cambios de empuñaduras (grips).

Salobre Golf & Resort, apuesta por su formación y en 2009 realiza los cursos de clubmaker, nivel 2º, se amplia el taller y empieza a "mejorar los palos dependiendo del cliente", para en 2010 terminar el 3º grado de especialización, quedándose a partir de entonces como responsable de La Academia, la cual experimentó tal crecimiento en los dos años siguientes, que se transformó en Club fitting, performance center adquiriéndose un trackman, la mejor y más puntera tecnología puesta al servicio del golf.

Hoy en día los grandes profesionales tienen además de una excelente formación técnica, un rigurosa preparación física, una esmerada supervisión del material, hierros, maderas y en muchos casos las bolas, que juegan.

Por ello los aficionados, en Canarias unos 8.000 federados, empiezan a utilizar los servicios de los clubmakers para conocer si tienen los palos adecuados. Para ello se necesita pasar aproximadamente una hora dando bolas en una estera, con un láser que mide todos los parámetros del impacto del palo con la bola, bajo la atenta mirada de Rubén Boldú a su ordenador (trackman).

El joven analiza los datos, velocidad en el impacto, ángulo de ataque, compresión de la bola? y los compara con los de los golpes anteriores para darnos el resumen final.

En muchos casos los palos están bien adaptados al jugador y además bien montados. En muchos otros, Rubén, maridando sus conocimientos técnicos con un gran talento, sugiere un cambio de varilla de mas pesada a mas ligera, de mas dura a mas blanda, una modificación del ángulo, nuevos grips, incluso a veces, buscar nuevos palos, pues los anteriores no cumplen con las normativas legales de la EGA o R&A.

Después de obtener en 2011 su título que le acredita como clubmaker Clase A en Holanda, ha impartido cursos en la península junto a los técnicos de la RFEG a grupos de profesionales para formarles y trasladarles la importancia de esta herramienta en el rendimiento de los deportistas.

El 60% de sus clientes tienen menos de hándicap 10, trabaja con la mayoría de los profesionales de las Islas y de muchos que llegan a Canarias a entrenar desde la península. Han pasado por su academia miembros de los equipos nacionales de Holanda, Austria, España, Francia, Suiza y Suecia y todos ellos quedan enganchados a la pasión que Rubén impregna a su trabajo para conseguir que los palos hagan mejorar el golf de sus clientes.

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