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El Granca que viene

Miguelo Betancor presenta la hoja de ruta que marca su proyecto al frente del club, un plan que trasciende más allá del deporte

Panorámica del Gran Canaria Arena durante la final de la Eurocup. Quique Curbelo.

Entre 1953 -año de su fundación en las canchas del Colegio Claret- y 2010, por la presidencia del Club Baloncesto Gran Canaria sólo desfilaron dos personas: Pepe Moriana y Lisandro Hernández, síntoma de una estabilidad que, dentro del mundo del deporte, roza la ciencia ficción. En esa trayectoria tan firme, el primero, en una aventura que da para una película -como mínimo-, llevó por una cuestión de empeño, orgullo y perseverancia al equipo a la ACB en 1985; y el segundo, tras recoger una entidad con una estructura amateur en 1991, consolidó al Granca entre los mejores de España en casi dos décadas. Eso es tan indiscutible como que ambos forman parte de los pilares sobre los que se ha levantado la historia de la institución deportiva.

Dudas iniciales

Ahora, ese equilibrio en la dirigencia del club claretiano y que tanto marcó el destino de la entidad, ya sólo es un recuerdo del pasado. Desde 2010 hasta hoy, el CB Gran Canaria ha contado con tres presidentes y hasta una política metida a dirigente interina: Agustín Medina, Joaquín Costa, Miguelo Betancor -nombrado de manera reciente, el 4 de septiembre- y Rosa Rodríguez. Y tanto meneo, tanto cambio, tanto vaivén de tono gubernamental -el Cabildo es el propietario de la Sociedad Anónima Deportiva desde 1992-, acaba por asustar al simple aficionado que sólo se interesa porque la pelota entre en la canasta y los fichajes de Berdi Pérez cumplan.

"Y ahora, ¿qué va a pasar con el Granca?". Esa se ha convertido, durante las últimas semanas, en una pregunta habitual entre la parroquia del conjunto amarillo, un grupo de fieles que, a la espera de que la Liga Endesa se ponga en marcha, se mantiene a la expectativa y al tanto de los primeros movimientos de Miguelo Betancor en el cargo de presidente.

Y en el CB Gran Canaria que viene, empujado por el carisma de su nuevo mandatario y estructurado a partir de la hoja de ruta que trae debajo del brazo el propio dirigente, ante esa pregunta llena de dudas que crece entre los aficionados de la entidad claretiana, toca cambiar el orden de los factores: ¿Qué es lo que usted quiere que pase con el Granca? Esa es la cuestión que marcará el paso del nuevo proyecto -obligado a desligarse, poco a poco, económicamente del Cabildo-, una idea que parte desde varios puntos cardinales: el retorno social, la apertura de espacios de reflexión, jugar en un campo de múltiples posibilidades, dar valor a la marca Gran Canaria, proteger y fomentar el talento e impulsar la transversalidad.

Liderazgo compartido

La primera meta que se ha fijado Miguelo Betancor es que el carné que certifica a cualquier aficionado del CB Gran Canaria como abonado sea mucho más el derecho a tener reservado un asiento, cada 15 días, en el Gran Canaria Arena. El objetivo es que sean socios del club, con todo lo que eso conlleva. Y, para eso, se crearán foros o espacios de reflexión en los que los seguidores del conjunto amarillo podrán desarrollar ideas, aportar su talento o trabajo y presentar quejar mientras el consejo de administración que dirige la Sociedad Anónima Deportiva escuchará y metabolizará todas las aportaciones de sus abonados. Eso será el liderazgo compartido.

Desarrollo social

Con la parcela deportiva en buenas manos -la confianza en Berdi Pérez como director deportivo y Aíto García Reneses como entrenador es total-, uno de los grandes desafíos que se ha marcado Miguelo Betancor es devolver a la sociedad de la Isla todo lo que le ha dado al Granca. Y, para alcanzar con éxito ese reto, se utilizarán todos los activos del club -tanto humanos como de instalaciones-.

El CB Gran Canaria se convertirá en una especie de vehículo que defenderá el deporte base, que proclamará hábitos saludables -papel en el que destacará la figura de Pedro Montesdeoca y tarea en la que se aprovechará el patrocinio de Herbalife-, que transmitirá la educación como valor incuestionable para el desarrollo individual y colectivo -labor en la que los jugadores profesionales se convertirán en figuras de referencia- y que defenderá la integración como un derecho innegociable. Sitapha Savané, referente del Granca -es el máximo anotador, reboteador y taponador del conjunto amarillo en la ACB-, tendrá un rol capital en este proyecto.

Retorno empresarial

En el programa de desarrollo social que Betancor mantiene como una de las piedras angulares de su tarea al frente de la entidad claretiana, también tendrán una relevancia capital las empresas, visión que aspira a cambiar el concepto de retorno económico en los patrocinios deportivos: la finalidad de buscar alianzas con diferentes sociedades no se basará sólo en la obtención de dinero a cambio de esponsorización; el reto es involucrar a las empresas en un proyecto que va más allá del deporte.

El turismo, elemento clave

En una Isla que recibe a millones de turistas cada año, el club claretiano aparece como soporte para la promoción de la marca Gran Canaria. Durante los últimos años, el equipo ha jugado diferentes competiciones continentales que le han llevado hasta mercados de máximo interés para la industria turística de la Isla: Alemania, Francia, Bélgica, Austria, Rusia, Lituania, Italia, Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro o Polonia. Ahora se buscarán alianzas con las administraciones públicas para la promoción en el extranjero.

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