Reclamada por unos, temida por otros y esperada por una inmensa mayoría, la apertura el pasado jueves de un proceso penal por parte de la fiscalía suiza a Joseph Blatter, el todavía presidente de la FIFA, no hace más que aumentar el galimatías en el que se ha convertido la organización deportiva más poderosa del mundo, que el pasado 27 de mayo iniciaba la caída a un abismo de proporciones aún desconocidas con la detención de nueve exaltos cargos acusados de corrupción y blanqueo de capitales por parte de la justicia de Estados Unidos.

Sólo dos días después, el 29 de mayo, Blatter era reelegido para un nuevo mandato para, acosado por las presiones, presentar el 2 de junio una dimisión que haría efectiva el próximo 26 de febrero tras la celebración de un Congreso extraordinario que debería designar a su sucesor. Ahora la sombra de Blatter acaba de salpicar a uno de los candidatos a sucederle: Michel Platini, presidente de la UEFA, en su día reconocido delfín del suizo, del que fue asesor personal antes de pasar a dirigir el fútbol europeo, y posteriormente su rival.

Platini, nieto de unos modestos inmigrantes italianos, segundo mejor jugador del mundo en los ochenta sólo a la sombra de Diego Maradona, parecía destinado a convertirse en el hombre más poderoso del fútbol. Pero en los papeles de Blatter aparece un pago nada claro que le hizo de 1,8 millones de euros. Un pago por un supuesto trabajo realizado por Platini para Blattrer entre 1999 y 2002 pero que no cobró hasta 2011. Según la fiscalía suiza, el pago se hizo "en detrimento de la FIFA", lo que supondría una "gestión desleal" por parte de Blatter.

La figura de Platini, aquel 10 majestuoso que deslumbró en el Nancy, el Saint-Etienne y la Juventus, y que con Francia ganó a España la final de la Eurocopa de 1984 pero al que se le resistió la Copa del Mundo tras caer en semifinales en las ediciones de 1982 y 1986, ha quedado manchada tras la imputación de Blatter y puede pasarle factura en su aspiración de cambiar el sillón de la UEFA que preside desde 2007, por el de la FIFA. Desde luego tendrá que dar explicaciones sobre el trabajo que Blatter le había encargado en 1999 y que no le pagó hasta doce años después.

Las sombras sobre Platini en todo caso no son nuevas. El 29 de junio de 1990 fue condenado a cuatro meses de prisión condicional y a una multa de 300.000 francos por su implicación en el caso de la "caja negra" del Saint Etienne, un fondo no declarado que servía para pagar primas a algunos jugadores eludiendo el control del fisco. También fue muy comentado el hecho de que en la votación en la que era reelegido Blatter el presidente de la Federación Francesa, Noël de Graët, votara a favor del suizo y no de su compatriota.

Platini es en estos momentos el único europeo aspirante a la sucesión de Blatter junto al príncipe jordano Ali bin Al Hussein, el exjugador brasileño Zico, el millonario surcoreano y exvicepresidente de la FIFA Chung Mongjoon, el presidente de la Federación de Liberia Musa Bility y el magnate sudafricno Tokyo Sexwale.

Si Blatter terminara arrastrando consigo a Platini se le abriría la puerta a Ángel María Villar, presidente de la Federación española desde 1988, vicepresidente de la UEFA desde 1992 y de la FIFA desde el año 2000.