"Los grandes partidos no me asustan, me motivan". Así de contundente se muestra Kevin Pangos (Ontario, 1993) cuando se le pregunta por su actuación en su primer partido como profesional ante el Barcelona Lassa. El base canadiense es la gran apuesta del verano del Herbalife Gran Canaria. Y antes del comienzo de la Liga Endesa demostró su descaro ante el potente equipo de Xavi Pascual. Para él, la presión no existe. Fue un partido en el que cometió errores pero también presentó sus credenciales y dejó claro que la timidez no va con él.
Procedente de la Universidad de Gonzaga, cruza el charco por primera vez en su vida. Y su capacidad de adaptación era la principal preocupación. Ya lleva más de un mes en la Isla y tanto en el club como en el cuerpo técnico y en la plantilla están encantados. Ellos con Kevin Pangos y Kevin Pangos con todos. "Es un jugador despierto y decidido. El único problema es el de pasar de una liga universitaria a una liga profesional porque la dureza y la altura de los rivales es diferente", asume Aíto García Reneses. Pero el entrenador madrileño, poco dado a regalar elogios, es muy optimista: "Debido a su capacidad lo va a ir cogiendo con bastante soltura", añade.
Albert Oliver será su compañero de posición: "Es un chico que entiende de baloncesto, es inteligente y pilla las cosas a la primera. Viene de la NCAA donde juegas a 35 segundos por posesión y es diferente pero con la calidad que tiene seguro que le irá bien", explica el base catalán.
Hay tanta esperanza en él que el club no ha incorporado a un tercer base por si acaso, algo que sí ha ocurrido en el juego interior. Ahí, para minimizar la marcha de Tavares, a la veteranía de Sitapha Savané se han sumado dos inexpertos en España: Alen Omic y Ovidijus Galdikas. Sin embargo, para sustituir a Tomás Bellas y acompañar a los 37 años de Albert Oliver solo hay un elegido: Kevin Pangos.
La responsabilidad es máxima y pese a su juventud la apuesta es firme. Y la confianza es aún más ciega tras este mes de trabajo. No están contentos con él solo por sus cualidades sino también por su adaptación a la Isla y al vestuario. Y es que el canadiense, que está en Gran Canaria acompañado por su novia, se ha enamorado de la Isla: "Me está encantando. Hay lugares hermosos y la gente es cariñosa así que está siendo una gran experiencia", admite el base.
El Roque Nublo y el gimnasio
Ha tenido pocos momentos libres y asegura entre risas que su lugar favorito "es el gimnasio" por todo lo que está sudando. Pero sí ha tenido tiempo de ir a varias playas. "No solo he ido a Las Canteras sino también a Maspalomas y a algunas de las playas pequeñas que hay en el sur. Son todas muy diferentes y muy bonitas. Todavía no sé cuál me gusta más", asegura. También ha acudido al Estadio de Gran Canaria a ver a la UD Las Palmas ya que su novia es una amante del soccer, deporte que practicó en la Universidad.
Pero, de todos los planes que ha hecho, se queda con una excursión: "Fuimos al Roque Nublo y vimos allí la puesta de sol. Fue hermoso, increíble", recuerda. También, cómo no, está disfrutando de la gastronomía canaria y española: "Me ha gustado casi todo lo que he probado, pero mis platos favoritos son las papas arrugadas con mojo, las croquetas y el pulpo", comenta con una sonrisa.
Por todo ello explica que cuando habla con sus excompañeros de la Universidad de Gonzaga y con su familia les dice que "no me equivoqué a la hora de elegir el Gran Canaria, es un gran sitio y un gran club, estoy disfrutando mucho". Está viviendo cerca de varios compañeros de equipo, lo que le está haciendo todavía más fácil la integración. Es su primer vestuario profesional y está encantado: "Hay un gran ambiente, son todos muy buenos chicos y muy buenos jugadores. Me están haciendo la experiencia muy divertida. Me están ayudando mucho a adaptarme, sobre todo los que llevan más tiempo aquí", comenta.
Ambición por las nubes
La atención de Aíto García Reneses y de los veteranos del vestuario es clave: "Es un gran entrenador, enseña mucho y no paras de aprender con él", detalla. "Eulis (Báez), Albert (Oliver) y Taph (Savané) son muy inteligentes. Sobre todo Albert, es muy listo en la cancha y trato de aprender de él", continúa.
Estaba deseando dar el salto. Tras promediar 13 puntos, 3 rebotes, 4 asistencias y 1 recuperación en sus cuatro temporadas en Gonzaga se presentó al Draft de la NBA, pero no fue elegido y desde ese momento no dudó en buscar destino en Europa. Lo que más agradece del baloncesto profesional, admite con una sonrisa, es "que ya no tengo que ir a clase más". "Me gusta la universidad pero prefiero centrarme solo en el baloncesto, entrenar y jugar grandes competiciones para convertirme en mejor jugador", añade.
Pangos tiene una gran capacidad de mejora, pero ha llegado ya con la sonrisa del jugón dibujada en la cara, esa que tanto expresaba el fallecido periodista Andrés Montes. Se atreve con todo y desde su primer partido como profesional mostró entusiasmo: "No me asustan situaciones como la de jugar contra un gran equipo como el Barça. Obviamente no jugué perfecto y traté de jugar bien, pero no tengo ningún miedo ni presión. Es solo baloncesto, me encanta jugar y competir, por eso los grandes partidos no me asustan, me motivan", sentencia el canadiense. Pangos sonríe y promete hacer sonreír a la afición del Granca.
