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Noventa y siete motivos para sonreír

El Gran Canaria se quedó a las puertas de los cien puntos en una exhibición ofensiva y defensiva

Anzejs Pasecniks se cuelga en la última canasta del partido. QUIQUE CURBELO

La satisfacción después de que se agotaran los cuarenta minutos en el Gran Canaria Arena era generalizada. No sólo por la abultada victoria de un Herbalife que funcionó como un rodillo ante el RETAbet.es, sino porque en su primera muestra en la Liga Endesa dejó señales de un juego basado en una defensa intensa -dejó al conjunto vasco en 64 puntos; 31 al descanso-, pero sobre todo a través de un ataque rápido, siempre en busca de la canasta, que divierte a jugadores y a la afición.

La señal más significativa de ello es el poderío ofensivo que demostró el conjunto de Aíto García Reneses en el partido. Un ritmo de juego en ataque que se quedó al borde de la centena. El ataque, cimentado en una agotadora defensa que asfixió al equipo de Posarnau, inferior en todo al Herbalife Gran Canaria, dejó a la entidad amarilla cerca de su victoria más holgada en la ACB: los 37 puntos de ventaja que se sacó al Granada del examarillo Jimmie Hunter en la temporada 2009-2010 (102-65). Ayer la diferencia entre ambos conjuntos se quedó en los 33 puntos, apenas a un par de canastas de reventar ese récord logrado en el Centro Insular de los Deportes hace seis temporadas.

Porque Aíto parece que lo tiene muy claro este año con su Gran Canaria. Con un equipo con más físico, capaz de bajar la cintura en defensa, hombres altos en la rotación interior, buenos tiradores y casi nadie exento de buen talento.

La premisa es clara: defender con intensidad para correr y buscar un tiro apetecible. Un baloncesto espectacular que ante equipos como Gipuzkoa, que no te superan en calidad ni capacidad de rotación, con algo de acierto de su parte, casi siempre le saldrá bien.

Bajo ese sistema y la dirección inicial de Pangos, el Herbalife puso tierra de por medio con un 12-2 inicial que administró con gusto hasta el final del partido. Fruto de su fondo de armario aparecieron al campo hombres como Aguilar, Oliver, Savané o Salin. El ala-pívot granadino, inspirado en su aparición en el segundo cuarto, reventó la esperanza a algún bajón del Herbalife con 12 puntos casi consecutivos, sólo rotos con otra canasta de Pangos y sin ni un solo punto en la red grancanaria.

Y es que hasta cinco jugadores del Herbalife consiguieron alcanzar los dos dígitos en su cuenta particular de anotación. Fueron Kevin Pangos (14), Brad Newley (10), Alen Omic (12), Kyle Kuric (23) y el propio Pablo Aguilar (18). Todos los jugadores del equipo consiguieron sumar algún punto, excepto Eulis Báez -algo bastante raro en el jugador dominicano-.

Si la superioridad en los golpes fue notable, también lo fue en no encajarlos. El Herbalife sumó 40 rebotes por los 26 del Gipuzkoa. Otro síntoma estadístico de que ambos equipos están a un mundo de distancia siempre que el Granca tenga un mínimo de acierto.

El nivel, las ganas y el compromiso deja en la parroquia del Arena un buen sabor de boca. Tanto como el que se le quedó a Aíto después de la victoria. Una victoria con 97 puntos, en una exhibición espectacular que dejó motivos para sonreír.

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