El Campo Salobre Golf & Resort acogió ayer la octava edición del tradicional Torneo Fundación Júnguel Sanjuán, que este año tuvo a la Fundación Canaria Farrah como beneficiaria de la recaudación para un proyecto infantil en Senegal -cantidad que ascendió hasta los 37.000 euros-. El día, que amaneció nublado, se despejó a medida que transcurría el torneo.
El torneo contó con la participación de 23 equipos de diferentes empresas bajo la Modalidad Pro Am Scramble, con salida simultánea a las 9.30 horas en el Old Course del campo sureño, que tuvo como colofón posterior la comida y la entrega de trofeos, acto que se celebró en el Cristalarium del Hotel Sheraton Gran Canaria Salobre Golf Resort.
AON se impuso en la competición entre empresas. Completaron el podio DISA -segunda plaza-y Hospital San Roque -tercera-.
Tras el acto se agradeció por parte de la Fundación Júnguel Sanjuán la asistencia a la convocatoria del torneo de las empresas así como de los profesionales participantes, emplazándolos a acudir a la cita del próximo año.
Los 37.000 euros recaudados apuntalarán el proyecto de la Fundación Canaria Farrah, las 'Escuelas para la Vida', en Sare Bala (Senegal), un rincón azotado por la pobreza extrema y donde más de 400 niños y niñas esperan la ayuda para acceder a una alimentación adecuada, a las vacunas, al agua potable, a la educación.
Farrah trabaja desde Canarias con los más desfavorecidos y, de paso, también lucha por poner voz a la infancia en el continente africano. 'Escuelas para la Vida' es un proyecto de atención integral a la infancia, en el que la escuela será un lugar amable, con huertas escolares, gallineros, corral, espacio deportivo,duchas y lavadero. Además proporcionará a niños y niñas uniformes y material escolar, talleres de educación para la salud y acceso a los programas de vacunación y al registro civil.
El 80% de los niños y niñas no están registrados, y un niño sin papeles es un niño que no existe, no cuenta en los censos, no accede a los planes de vacunación. Es, en definitiva, invisible y desde Farrah el objetivo es poner a cada joven senegalés de la zona de Sare Bala una estrella en el sitio del hambre y encender la hoguera que caliente las vidas de Fatou, Babacar, Asisatú, Mina, Amadohu, Mariama, Kanyi, Mané, Samba, Aminata, Fayé, Mamamdou, Ibrahima, Abdoulaye, Cheikh, Ousmane, Modou, Moussa, Moustapha, Abdou, Mor, Ramatulai, Jawara, Awua, Baakir, Binata, Birago, Adama, Maimuna, Tuti y todos los que nunca han visto su nombre escrito en un papel.
El equipo de la Fundación Farrah aspira a levantar un sueño: una escuela con gallinas, cabras y huertos, doFarnde el pozo que está frente a la instalación sirva agua potable y donde funcionen las duchas y los lavaderos. Allí se adecuará un espacio deportivo -donde se formarán futbolistas que sueñen con brillar en Europa-. Las aulas tendrán electricidad por energía solar y todos los niños dispondrán de libros, material escolar y uniformes y el centro educativo tendrá fondos para recurrir a personal sanitario. Todo bajo la supervisión de los cooperantes de las fundación.
El sueño de la Fundación Farrah está abierto a todo el mundo. Sólo hace falta seguir un camino que lleva hasta www.fundacionfarrah.org.
