La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un Máster para Pangos

Albert Oliver, al cargarse el base canadiense de faltas, toma el mando y desmantela al Dominion

Albert Oliver marca jugada ante la defensa de Raül López. LOF

Kevin Pangos fue un alumno ejemplar en el campus de Gonzaga: buen estudiante, estrella del equipo de baloncesto y pareja de una de las jugadoras del equipo de fútbol -soccer en Estados Unidos- del mismo centro estudiantil antes de dar el salto a Europa. Tras graduarse en la universidad radicada en el estado de Washington, tras cuatro años de cursos y sin hueco en la NBA, el base canadiense eligió este verano al Herbalife Gran Canaria para iniciar su carrera como profesional. Y, tras una jornada como la de ayer en Miribilla ante el Dominion Bilbao, Pangos sigue con su proceso de formación y ahora cursa en el Granca un Máster de baloncesto impartido por mucha gente, entre ellos Albert Oliver.

La velocidad de Clevin Hannah, base del conjunto vasco, puso en jaque ayer a Pangos, que se cargó de faltas personales con celeridad. Ante ese problema, Aíto García Reneses -que ni siquiera ha pestañeado a la hora de entregarle el mando del equipo claretiano al base canadiense- recurrió a Albert Oliver para resolver el primer contratiempo de un partido más duro de lo que refleja el marcador final.

Con el cambio, García Reneses tapó un agujero y, de paso, descifró todos los códigos para abrir y desmantelar la caja de resistencia del Dominion Bilbao. Porque todo lo que vino después fue una exhibición de Albert Oliver, una clase para Pangos de cómo un base es capaz de coger la pelota y quedarse con el reloj para manejar el juego y controlar el tiempo del partido.

Oliver hizo lo que quiso -y, sobre todo, cuando quiso- con el Dominion Bilbao. Superó a Raül López y sacó de quicio a Hannah. Anotó -se fue hasta los 17 puntos- cuando el Granca estaba atascado en ataque e hizo mover a los suyos con decisiones -todas- acertadas. El jugador catalán, que en su carné de identidad ya luce 37 castañas, llevó el timing de un partido que fue suyo.

Si Pangos se mantuvo atento desde el banquillo a todo lo que hizo Oliver y tomó buena nota, jamás olvidará la lección que recibió ayer en su Máster particular. Y si además fue capaz de metabolizar lo aprendido, Pangos -igual- algún día hará algo grande en este negocio.

Compartir el artículo

stats