La firma diabólica de la bestias. Los 'All Blacks' se impusieron en la primera de las semifinales de la Copa del Mundo a los 'Springboks' (18-20) y defenderán el sábado su título de campeones frente al ganador del Argentina y Australia.

No afectó la maldición del campeón a Nueva Zelanda, que, pese a ser considerada por muchos como el mejor equipo de la historia, sufrió más de lo esperado para derrotar a una Sudáfrica que peleó el triunfo durante los 80 minutos.

Con esta victoria, los 'kiwis', que intentarán convertirse en el primer equipo en ganar tres títulos mundiales, ya suman trece triunfos consecutivos en las copas del mundo.

Los de negro, intratables en el torneo y con solo tres derrotas a sus espaldas en los 52 encuentros jugados desde el Mundial de hace cuatro años, partían como favoritos. Pero tuvieron que sudar sangre. Se adelantaron los africanos merced a un penalti del apertura Handré Pollard (3'), pero sin apenas tiempo para la reacción.

Los oceánicos, tras un gran pasamanos, anotaron su primer ensayo gracias a Jerome Kaino (3-7) Las infracciones de los de negro y el acierto a los palos de Pollard mantenían en el partido a los Boks, que volvieron a ponerse por delante con dos penaltis más (9-7, m.21).

Nueva Zelanda, fiel a su estilo, se fue al ataque, pero los pupilos de Meyer, lograban contener en defensa cualquier acercamiento rival.

Después de cinco partidos en el torneo, los All Blacks parecían haberse topado con un equipo similar en el físico y capaz de plantarle cara. Subió en intensidad la segunda mitad, en la que los de negro completaron la remontada.

En el minuto 46, un magnífico 'drop' del '10' acercó a los suyos a tres puntos y poco después Barrett, que acababa de ingresar por Nehe Milner-Skudder, apoyó el oval, anotando el segundo 'try' (12-17).

Pese al penalti de Lambie, los neozelandeses no padecieron más para llevarse el triunfo y acceder a su segunda final consecutiva. Esclavos de un ritual como la haka que abre las puertas del cielo y tritura rivales en un viaje de furia.