Un gran partido del Atlético de Madrid, desde un fútbol muchos momentos imponente, y dos goles, marcados por el colombiano Jackson Martínez y el belga Yannick Carrasco, desbordaron al Valencia, sometido al ritmo, la precisión y la velocidad local, pero con inesperadas opciones en el tramo final.

Porque la propuesta del conjunto rojiblanco fue potente de principio a fin, por la manera en la que manejó, movió y jugó con la pelota, por su despliegue hacia el ataque y por ambición, pero también un gol de penalti, en la única concesión local y la única ocasión valencianista, añadió sufrimiento a un triunfo más que merecido.

El Atlético, con combinaciones y paredes por todos lados, achicó en la primera parte, con dos goles y con el tiempo a favor, al Valencia, más allá del 2-1 anotado en el minuto 71 de Alcácer. El equipo che apretó, pero el marcador no se movió.