La historia del chico que con 16 años caminaba siempre en chanclas en Cabo Verde, que nunca había cogido un balón de baloncesto y que en sólo seis años con él se plantó en la mejor liga del mundo: la NBA. Es la sinopsis de la vida de Edy Tavares, un buen guión digno de un biopic de Hollywood con una trama basada en el trabajo y la superación de un hombre que esta madrugada se puede convertir en el segundo jugador formado en la cantera del Herbalife Gran Canaria, tras Joel Freeland, en debutar en la NBA.
El círculo de la explosión deportiva se puede cerrar esta madrugada (00.00 horas del miércoles) si logra entrar en la convocatoria y tener algunos minutos en el estreno de la competición americana durante el partido de su equipo, los Atlanta Hawks, frente a los Detroit Pistons. Un logro fruto de su esfuerzo y afán de superación condimentado con el empeño de los que lo rodearon durante esta media docena de años en Gran Canaria.
En estos primeros días de competición en Estados Unidos, parte de ese núcleo de apoyo de Edy en la Isla estará ahí. Raúl Rodríguez, exdirector de cantera del Granca, y Alejo Melero, empleado aún de la entidad, emprendieron ayer camino hasta Estados Unidos para ver el debut de Tavares en la NBA. Ambos estuvieron en el viaje de búsqueda de Edy a Cabo Verde para comprobar si el gigante del que le habían hablado a Juan Morales -exadministrador del Granca- era real. El tercero en esa travesía fue Carlos Frade, técnico ayudante por aquel entonces del primer equipo y hoy entrenador del VEF Riga de Letonia. "Es increíble. Siempre fue un sueño que llegase a ser profesional. Todo ha estado en su trabajo, su afán por mejorar y el esfuerzo extra que ponía para ir quemando etapas", resume Frade, que le augura futuro en la NBA, pero advirtiendo que eso no quiere decir que se vaya a convertir en "un Pau Gasol o un All-Star de entrada".
Pelea con otros 'cinco'
Himar Ojeda, exdirector deportivo y general del Granca y jefe de scouting internacional de los Atlanta Hawks se mueve en esa línea. "Estamos hablando de plantillas de 15 hombres donde van 12 convocados. Son seis pívots y aparentemente tiene pocas posibilidades para entrar en este partido, pero la temporada es larga. Siempre ha superado las expectativas y lo ha hecho en la pretemporada, pero hay que ir con calma", explica. Es casi imposible que no se note la ilusión con la que Ojeda habla de Tavares. "En parte es un orgullo porque Edy ha sido un proyecto de mucha gente que trabajó en él y en otro chicos. Quizá por cómo se dio todo con él, su llegada a la Isla y demás, hace que su caso sea algo más especial que con el resto", sentencia el ejecutivo de los Hawks.
Ermis Papakonstantinou trabajaba en la cadena del Granca cuando Edy llegó a la Isla. "Lo vi bajar por las escaleras y moverse y pensé: '¡Mi madre!' Ni siquiera estaba bien formado", recuerda. Ese fue el único día que no creyó en él. "Vi su mentalidad y cambió mi opinión. Mejoraba cada día y quemaba sus etapas. En cada mes de febrero cumplía las expectativas que se marcaba", sentencia Ermis.
En la residencia de la Vega de San José, Cristo Cabrera que comparte equipo en la actualidad con Ermis en el CD San Isidro de La Orotava, era el tutor de Edy. "Siempre me sorprendió su fuerza de voluntad, no conoce las excusas. Si el club se marcaba una meta con él, la superada", explica desde Tenerife. La idea con la que se trabajaba por aquel entonces era en lograr una formación integral del jugador y Edy la cumplía. "Era tímido pero empezó a abrirse a medida que controlaba más el idioma y te demostraba que era muy buena persona", asegura.
En la residencia, además de buenos momentos dejó una zapatera fruto de su módulo en carpintería que completó en sus primero años en la Isla. Su excompañero de equipo y de convivencia en aquel lugar, Mouhamed Barro, da fe de su carácter sencillo y afable. "Siempre fue alegre, divertido y muy humilde. Todos estábamos solos aquí y hacíamos un buen grupo. Quiere mucho a su familia y darle una vida mejor es su mayor motivación", explica el pívot del filial amarillo.
En esta evolución de Tavares, la corrección de sus defectos anatómicos fue un elemento determinante. Con su aterrizaje en el primer equipo en 2012, Juanjo Falcón desarrolló una labor total para convertir a Tavares en una máquina física. "Era una piltrafa. No estaba preparado y se lesionó con facilidad. Empezamos a trabajar en las deficiencias que tenía, pero por encima de eso está su mentalidad", agrega el preparador físico del Herbalife Gran Canaria.
Mientras su cuerpo se moldeaba, el apartado de fundamentos fue un trabajo de Israel González, técnico auxiliar de Granca. "Tenía buena base, pero estaba verde para la ACB. Sin embargo, tiene una cabeza privilegiada, le explicabas un concepto y lo asimilaba. Nunca he entrenado con alguien tan virgen que captara tan bien las cosas", narra. Pedro Martínez primero y Aíto García Reneses después, aplicaron más fundamentos a Edy. Ahora, con ese bagaje, la NBA le espera. Una historia de película que está a punto de continuar.
