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Polideportivo

Los ángeles de la capoeira

El grancanario Alejandro Padrón, campeón de España de la danza-lucha afrobrasileña, imparte clases en Guanarteme a gente de todas las edades

Los ángeles de la capoeira JUAN CARLOS CASTRO

Como ángeles, su cántico celestial retumbaba en toda la calle Pavía de Guanarteme cuando caía la noche. Son los amantes de la capoeira, una fusión de danza y lucha que arribó a Brasil en el siglo XVI de la mano de los esclavos africanos, que fueron llevados por los portugueses para trabajar en las plantaciones de tabaco y azúcar. Este símbolo de libertad, alimentado con arte marcial, baile, música africana y acrobacias, también conquistó hace ya varios años a un grupo del barrio de la capital grancanaria. Su monitor, Alejandro Padrón, se proclamó campeón de capoeira de España en la categoría graduado (cuerda verde morada), en los V Juegos Españoles Abadá Capoeira, celebrados en Madrid el pasado 24 y 25 de octubre.

"Era una manera que tenían los esclavos de luchar por la libertad. No tenían armas, sólo sus piernas, manos y cabeza, para defenderse del maltrato de los patronos. Luchaban por escapar entrenándose en la lucha, los patronos se dieron cuenta y lo prohibieron. Fue ahí cuando metieron música, movimientos", explica Padrón, que lleva practicando este arte marcial desde hace más de un cuarto de siglo.

Este surfista grancanario de 37 años se fue a Barcelona para estudiar la carrera de Educación Social en 1999. A falta de olas, buscó otra manera de mantener su fondo físico y un compañero de facultad le introdujo en el mundo de la capoeira, cuya amalgama de elementos le engancharon poco a poco, a través de la Escuela Abadá-Capoeira, una de las mayores divulgadoras, con sede en Río de Janeiro y presente en 42 países de los cinco continentes.

En 2004 Padrón se graduó y comenzó a impartir clases en diferentes gimnasios, escuelas y a implicarse en varios proyectos de integración social con población gitana e inmigrante, en colaboración con el Servicio de Bienestar de Barcelona.

Independiente de la religión, ése es el poder de la capoeira: una herramienta de integración y un vehículo transmisor de valores, más allá de la ginga -ese característico balanceo-.

"Tiene la danza y la lucha, pero se trabaja mucho la educación en valores, como el respeto, la superación, la colaboración con tu compañero", destaca Padrón, que trabaja como educador social en el Servicio Regional de menores con problemas de conducta del Hospital Militar de la capital grancanaria.

Tras 12 años en la Ciudad Condal, el Surfista regresó a su tierra natal, donde empezó de cero y montó su propio grupo de Abadá Capoeira, compuesto por 20 alumnos, y cuyo maestro brasileño es Mestre Camisa. Colaboran con Ciudad San Juan de Dios de la capital grancanaria, para entrenar con chicos con discapacidad, y con centros de menores con problemas de conducta. Entrenan todos los días en un espacio cedido de forma altruista por el Colegio Guanarteme.

Según el graduado grancanario, desde niños hasta ancianos pueden practicar la capoeira, pues no hace falta ser un acróbata de circo o atleta de élite para disfrutarla, salvo que se aspire a ser campeón del mundo, y fortalece no sólo el cuerpo sino la mente. "Es algo que beneficia a todo el mundo: psicomotricidad, equilibrio, coordinación, fuerza, elasticidad. Mejora el tono muscular, ritmo cardiaco, pero también te da mucha autoestima. Viene a ser una preparación para la vida, te da unas herramientas para convivir mejor con la gente", subraya Padrón. No sólo la parte estética de movimientos conquistó al surfista. "Es un arte que engloba varias artes: parte marcial, la musical, de instrumentos, de canto, la cultural de aprender otro idioma, interesarte por otras culturas", explica Padrón.

La parte instrumental suele estar compuesta por dos panderos, tres birimbaos (arco africano hecho de madera flexible y un alambre, con una calabaza como caja de resonancia, y se toca con un palo y una piedra), un atabaque o tambor y el agogó (campana), entre otros.

No existe federación sino varias escuelas destacadas con estilo propio y extendidas por el mundo, como Abadá-Capoeira, Muzenza, Axe, Senzala, Cordao de Ouro y Capoeira Brazil.

Fervor en Gran Canaria

Mestre Jo Capoeira, ya fallecido, fue el impulsor de la disciplina afrobrasileña en 2003-2004 en Gran Canaria. "Él consiguió crear aquí un montón de escuelas, gimnasios para practicarla. Fue el momento de moda", apunta Padrón.

Pero esa pasión se diluyó y cuando Padrón volvió a Canarias en 2009, sólo quedaban unos pocos grupos: en el Sur, en Vecindario y en la capital grancanaria. Entre sus alumnos figura Cecilia Lorenzo, alias Risadinha, por su perpetua sonrisa. Esta exgimnasta deportiva de 21 años considera la capoeira "un estilo de vida".

"La gente tiene que probarlo para saber lo que se siente. En la roda [círculo], siento un cúmulo de sentimientos, de alegría, es energía positiva", comenta esta estudiante de Derecho, que acabará su carrera en Brasil con una beca.

Giovanni Roka, apodado Preguiça (pereza, en portugués), quedó cuarto de España de su cuerda naranja y el mejor del juego acrobático de Sao Bento. "Me engancha todo, la música fluye en ti y lo transmites, el compañerismo, la energía del grupo, me complementa", indica.

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