Ninguna victoria anterior fue igual a la de ayer en en el Gran Canaria Arena. Ninguno de los otros triples, mates o asistencias de ensueño de esta temporada tuvieron una carga emocional tan grande como cada una de las acciones que se vio ayer ante el Manresa. Nadie, ninguno de los asistentes al pabellón, pudo apartar de su mente a Kyle Kuric, escolta del Granca operado de un tumor cerebral esta semana y que pelea ahora por recuperarse de la delicada intervención en su cabeza. Mientras él lucha en la Clínica Teknon de Barcelona, a más de 2.000 kilómetros de distancia de Siete Palmas, el Granca le brindó una victoria plácida por 88-59 ante el conjunto catalán.

Un duelo marcado por Kyle Kuric, que sin estar presente se adueñó del Arena. Lo hizo con los aficionados, que sacaban a paseo su nombre a coros; con sus compañeros, visiblemente emocionados en ciertas fases del choque; e incluso lo hizo con la propia Liga Endesa, donde todos los jugadores saltaron al campo con camisetas de apoyo al jugador de Louisville. Y entre esas, sin ver al 24 desfilar, ni escuchar su nombre por megafonía durante la ronda de presentación, el Granca saltó a la pista con las ideas dispersas, frías y lejos del parqué.

Ese momento duró poco, pero hasta entonces el ICL Manresa se sintió capaz de poder discutirle la victoria al Herbalife. Lo hizo a través del buen acierto de Simon en los primeros minutos de partido que llevaron el marcador a un sorprendente 2-9 inicial. El arreón provocó que el Granca saliese de la cama para apartar a un lado su parsimonia, arrancar con el corazón y aislarse aparentemente del ruido destilado del pabellón en torno a Kuric. De esta manera y gracias a la mano de Sasu Salin y Eulis Báez, el Herbalife logró endosar un 11-0 de parcial (13-9) que acabó con un tiempo muerto solicitado por el técnico Ibon Navarro.

Minutos mágicos

Unos segundos que no cambiaron el devenir de un partido que justo con la reanudación del encuentro empezó a sentenciarse. Ahí el Herbalife fue capaz de encontrar más fisuras en la endeble defensa del Manresa, a la vez que tiraba de piernas para defender a un rival que perdía el norte en el aro del contrario. El parcial se amplió al 17-0. Un trecho demasiado grande que dejó al equipo catalán noqueado, sin rumbo, y buscando una bocanada de oxígeno con la que levantarse de la lona. Llegó a modo de un par de canastas de Montañez y Hernández. Un empuje insuficiente para el ritmo de juego que imponía el Herbalife gracias a la dirección de Albert Oliver, inspirado ayer después de unos partidos con un rendimiento más pobre.

El segundo cuarto comenzó con el 25-14 en el marcador del Arena. Esta ventaja permitió al Granca controlar el partido con comodidad, sobre todo ante la falta de insolencia del Manresa que no encontraba ni ideas, ni descaro, ni acierto, para intentar recortar distancias. Le costó, pero lo hizo. La pelea del Herbalife con la canasta rival, provocó que la distancia entre los dos equipos alcanzara su mínimo (29-20). No obstante, ahí apareció de nuevo el halo de Kuric para engrasar a un equipo que, gracias a un sólido Omic en la pintura, amplió la distancia que cerró Savané con un 2+1, en el último segundo de la primera mitad para poner 15 de diferencia (40-25).

Desde entonces, el partido fue coser y cantar para el Gran Canaria a pesar de la baja de Pablo Aguilar. El granadino no disputó ni un minuto por sus problemas de tobillo. Tampoco hizo falta, porque Omic -11 puntos-, Newley - 12 puntos- y Oliver -13 puntos- se echaron el peso del juego en un partido que los de García Reneses encarrilaron con comodidad. Mediado el tercer cuarto se acabó todo. Diez minutos que se cerraron con un 70-49 que dejaban sin vida al Manresa.

A partir de ahí, el cuarto final valió para que el Herbalife expulsara la tensión de una semana marcada por el meningioma de Kyle Kuric. Fue el momento para disfrutar del baloncesto y ver debutar a Ovidijus Galdikas en competición oficial. Un fin de partido y un marcador (88-59) terapéutico para una plantilla que durante los próximos días jugará cada minuto un partido paralelo con Kyle Kuric en la Clínica Teknon de Barcelona.