En la tarde de ayer, la librería Nebli de Madrid acogió la presentación del libro 'Iron Mind'. Enhamed Enhamed reunió a Manuel Pimentel, editor de su obra, y a Iñaki Gabilondo, que sería la voz encargada de conducir las historias del deportista - y quién si no para una tarde de sentidos- . Una cincuentena de lectores se congregó en la cita para escuchar los consejos de un "ser humano fuera de lo común", como Gabilondo tildó al protagonista del día.

Una de las características de Enhamed es la facilidad que tiene para añadirle humor a su vida. Usa los tópicos a su favor. Si tiene que mostrarse diferente, porque lo es, no se esconderá. Cuando está con otras personas invidentes, carece del toque oportuno de la ceguera, por lo que recurre a sus orígenes y se tilda: "Además de ser ciego, soy moro". Así, sin más. Además de moverse como pez en el agua en la piscina, podría coger un micrófono en un teatro y ocasionar las mejores carcajadas.

La piscina, un hogar

Aprendió a nadar a los nueve años, ya ciego totalmente, y sintió que dentro del agua era el único sitio donde nadie le decía que no tuviera miedo por chocarse o por ir rápido. Desde entonces, decidió ser agua y fluir con ella hacia sus gestas deportivas.

El deportista confiesa que 2007 fue un año de debilidad mental. Entró en una depresión de la que fue complicado salir. "Cuando estás en un estado depresivo eres muy egoísta, sólo piensas en ti", subraya. Apartar las excusas que utilizaba para justificar sus actuaciones en la piscina, y crear una filosofía basada en las enseñanzas de la novela Siddharta de Herman Hess le ayudó a superar una barrera más en su vida. "Decidí vivir por una persona y hoy en día lo sigo haciendo", añade Enhamed con la mejor de sus sonrisas.

Las brazadas del canario se han visto en las piscinas de todo el mundo. En ellas, el deportista se responsabiliza de todo lo que le pase. Tras las platas de Londres 2012, al nadador se le pasó por la cabeza culpar a sus entrenadores, pero su filosofía se lo impedía. "La responsabilidad mayor fue mía, yo salté al agua, si no conseguí los éxitos fue porque no di lo mejor de mí mismo", argumentó Enhamed.

'El tiburón canario' hace referencia al nadador Michael Gross, quien dijo que "el segundo clasificado es el primero de los perdedores", y de quien se acordó mucho en la cita olímpica londinense. A partir de este momento, Enhamed perdió su ambición por la piscina. Estaba aburrido. Y es que para el nadador, lo importante en la vida es ser fiel a uno mismo y saber en todo momento "en quien te quieres convertir".

La voz de la conciencia

El mejor nadador paralímpico de la historia del deporte, con todos los objetivos cumplidos en su vida, ha decidido ayudar a las personas. Se ha subido en un nuevo tren al frente del popular 'coaching'.

Mejor ejemplo de superación es difícil encontrar. Iñaki Gabilondo, echándole un capote al deportista, propone crear una asociación para abolir el uso de la palabra fácil. "El término hace daño, nada se consigue fácil en la vida, todo cuesta", añade el periodista. Lo fácil reduce las expectativas de uno mismo. El nadador cree que si se considera hacer fácil las cosas irremediablemente se sentirá culpable de no dar el máximo, y esto conllevará a que aparezca la mejor excusa: "el imposible".

El Poseidón canario resume con una reflexión el mensaje que quiere transmitir en el libro: "En la vida no se nace con talento natural. No somos emocionalmente consistentes. Pero todo se entrena. Si estás triste o frustrado es porque también lo has entrenado. Tampoco hay que tomarse en serio a nosotros mismos. Realmente la vida está para ser vivida y experimentada. Una ceguera o cualquier otra excusa no sirve para disfrutar de la vida". A lo que no dudó en poner la última puntilla de la tarde. "Si eres ciego y te chocas contra un árbol, al menos has visto las estrellas".

Después de hacer el Iron Man de Lanzarote y subirel Kilimanjaro (se excusa el haberlo hecho por las vistas), el próximo reto de Enhamed consistirá en atravesar Estados Unidos de costa a costa. Desde San Diego hasta Nueva York, 50000 kilómetros separarán al canario de un nuevo hito en su vida.