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Un arreón imparable

La reacción del Iberostar, liderada en el tercer cuarto por el ex del Herbalife Javier Beirán, retrató a un Granca condescendiente

El escolta argentino Nico Richotti domina el balón ante la pasividad del Herbalife. CARL W. LAURITSEN/LA OPINIÓN DE TENERIFE

Fue un momento. Una ráfaga de energía, de ganas y de corazón. Uno de esos arreones clásicos en el deporte derivados de una acción individual que refuerzan al colectivo en los deportes de equipo. Con ese empuje, siempre bien canalizado, el Iberostar dio la vuelta a un partido, donde puso ese extra de energía, de ganas y de ímpetu para sumar su primera victoria del curso 2015-2016.

Quizá ésa era la única manera con la que el conjunto aurinegro podía equilibrar un partido que sobre el papel tenía muy en contra. En una semana convulsa, con las salidas de Xavi Rey y Kerry Carter del club, la plantilla de Txus Vidorreta llegaba diezmada. En este último nombre, estaba la otra gran incógnita. Porque más de una década después -en concreto 12 años-, el Iberostar tenía otro entrenador en el banquillo tras la salida de Alejandro Martínez. Sin embargo, todos esos inconvenientes parecieron evaporarse en el tercer cuarto de partido. Hasta entonces, el Herbalife, jugando al ralentí, sin imponer un ritmo alto de juego, había conseguido auparse diez puntos por encima en el marcador con su máxima ventaja del duelo (29-39).

Ahí llegó ese punto de inflexión determinante para cambiar la curvatura de la gráfica del choque. Como si hubiera estado escrito en algún guión de telefilme de fin de semana, de estos donde sabes bien lo que va a suceder. Porque Javier Beirán, ese chico que llegó a Gran Canaria en 2010 sin un nombre de peso en ACB, para completar cuatro cursos de doctorado y ser parte del mejor Herbalife de la historia, dio ese arreón imparable ante su exequipo. Un argumento sencillo sustentado en esas pequeñas revanchas que te deja el deporte. La trama es mejor aún si encima ese arranque de ganas vale a tu equipo para firmar su primera victoria del curso ante su rival por excelencia.

Entradas, gestos técnicos y un par de triples con los que el alero madrileño metió a los suyos en el partido. Capaz de desquiciar a Rabaseda, que no encontraba la manera de atar a su par, provocaba faltas y también asistía. Otra canasta más. Una exhibición de recursos que levantó al Santiago Martín. Gestos y formas aprendidas en el Centro Insular de Deportes. La conexión con la grada era casi un calco. El tercer cuarto llegaba a su fin y Beirán volvía al banquillo con 12 puntos que hicieron creer al Canarias que la distancia con el Herbalife podía no ser tanta. En este tramo, Beirán encontró a otro que sabe de golpes contundentes. Nico Richotti, otra vez, como hizo la temporada pasada en la última visita del Granca a Tenerife, se encargó de demostrar que un metro es suficiente para él.

Sin la intensidad defensiva necesaria, sin encontrar con claridad el aro rival y sin disponer carácter sobre el parqué, el Herbalife lo cedió todo a la improvisación. Botes y botes en busca de una mano que se atreviera a lanzar, de un gesto técnico que devolviera el partido al cauce tranquilo en el que lo tuvo el conjunto de Aíto García Reneses.

La fuerza de aquel arreón sólo tuvo el borrón de una falta antideportiva de Sekulic. Lo demás fue perfecto. Mientras, el Granca seguía condenado en su intransigencia. Veía que el partido se iba por el lado del espíritu, de la garra y de la lucha, pero seguía empeñado en andar por otros caminos, lejos de aplicar una actitud acorde al choque.

Desacertados hasta un nivel alarmante, sin encontrar la dirección ni la idea precisa, el Herbalife se ahogaba. Atascado, sin referencias en el juego, el partido se desvanecía. El único punto de fuerza, valor y energía del Herbalife durante todo el choque, el internacional esloveno Alen Omic, contemplaba los últimos minutos del partido desde el banquillo. Con todas esas el Herbalife dispuso de una última jugada para intentar ganar el partido o en su defecto llevarlo a la prórroga. Pero no entró el triple de Pangos. El guión estaba escrito con su dosis de previsibilidad y con revancha. Beirán de protagonista, con Richotti de secundario fulminaron al Granca. Síntoma de que la condescendencia no puede ir con el Herbalife Gran Canaria. Sin dureza ni empaque, la naturaleza del baloncesto tiende a la igualdad entre semejantes. Y la equidad no deja espacio a la relajación.

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