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Omic responde en la pista

Galdikas salta en el quinteto titular en lugar del esloveno

Galdikas (d.) lucha por un rebote con McKee y Yarou, de Le Mans. QUIQUE CURBELO

Acostumbrados a ver a Alen Omic, una muralla eslovena en el quinteto titular del Granca, sorprendió la presencia desde el inicio de Ovidijus Galdikas, otra torre pero venida de Lituania. Ese fue el referente ofensivo durante los primeros compases del encuentro frente al Le Mans Sarthe. Empezó dubitativo bajo poste, acartonado por la falta de minutos y continuidad por una temprana lesión de temporada. Pero se mostró participativo en los rebotes defensivos y hasta se lució con dos gorros a los galos, aunque la suerte de cara a canasta no estuvo de su lado. La titularidad del pívot de Kaunas puede entenderse como un toque de atención para Omic por parte de Aíto, al igual que otra sentada en el banquillo en el tramo final del derbi en Liga Endesa frente al Iberostar Tenerife. Una decisión bastante cuestionada por el gran peso del esloveno en el equipo.

Omic no defraudó al preparador madrileño cuando le dio entrada en el feudo de Siete Palmas. No respondió con palabras o gestos, sino con lo que mejor sabe hacer: su juego en la pintura y su capacidad reboteadora.

Con su habitual cartera de puntos, empezó a sumar y sumar hasta firmar un total de 19 puntos -máximo realizador del partido-, 8 rebotes y 27 puntos de valoración europea. Galdikas disfrutó de nuevo de unos minutos al final del segundo cuarto y a falta de cuatro minutos para el término del tercer periodo. Arrinconó al pívot Yarou con la ayuda de Paulí, que casi provoca una pérdida de balón en el inicio de posesión francesa. La torre de Kaunas de 2,17 metros se empezó a entender con Oliver, que le sirvió un alley-oop que puso la máxima distancia en el electrónico (50-40). Aíto le dio un respiro.

Omic atacó de nuevo con un gancho a la media vuelta frente a Cornelie. Tiró de inteligencia en el bloqueo para cargar a la perla rival, el base McKee, con tres faltas personales. El esloveno también recurrió a la picardía para impacientar al contrario y sacó una antideportiva a Dozier a falta de tres minutos del final. Convirtió dos tiros libres que casi finiquitaron el choque.

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