Se le conocía a este Herbalife muchos triunfos autoritarios, incluso aplastantes. Casi siempre ha barrido el conjunto claretiano en esta gran temporada, en la que también ha ganado algún final apretado. Pero faltaba una remontada épica para completar el variado menú de victorias, una de esas que saben mejor aunque la actuación sea incompleta, una de esas que saben a gloria. Y llegó ayer ante el CAI Zaragoza (91-79), rival que ganaba por seis puntos a un minuto para el final y acabó cediendo en una prórroga para enmarcar de los amarillos, que hasta entonces sufrían incluso para sobrevivir. Pero lo arregló el Gran Canaria con la casta de Alen Omic, la fe de Eulis Báez y el talento de Kevin Pangos, previo triple decisivo de Albert Oliver, y encara así con cinco victorias en siete jornadas un mes difícil en el que le toca visitar a Valencia, Real Madrid y UCAM Murcia.

Como si se tratara de un duelo tenístico, levantó el Gran Canaria un punto de partido, lo llevó al tie-break y allí, cuando ya había cogido carrerilla, despegó para dejar atrás a un CAI que encajó su cuarta derrota consecutiva en la Liga Endesa. Hasta entonces había hecho muchas cosas bien el conjunto que lidera en el perímetro Tomás Bellas y en la pintura Jelovac.

Pero el cuadro maño se encontró con un Granca que tiene mucha alma. A poco más de un minuto para el final, una canasta de Jelovac con un punto de suerte ponía un 68-74 que parecía definitivo. No fue así porque Albert Oliver sacó la corneta con un triple y luego Alen Omic palmeó para empatar a 74. La rabia del esloveno, que antes había hecho perder los papeles al pívot Henk Norel -se fue expulsado por darle un empujón y montó una tángana- sería clave también en la prórroga, a la que se llegó después de que Diener fallara un triple y Oliver un lanzamiento muy forzado en las dos últimas posesiones del tiempo reglamentario.

Era el momento para los jugadores de sangre fría, para hombres a los que no les pesa la responsabilidad. Y ahí surgió la veteranía de Eulis Báez, con un elegante gancho y más tarde con un triple, y el descaro de un Kevin Pangos que convirtió siete puntos y dio dos asistencias. El canadiense se echó el equipo a la espalda después de quedarse en el banquillo en los momentos clave del último cuarto. Pero no le importó. La confianza que tiene en sí mismo es inmensa así que penetró en la pintura para soltar una bomba y luego se jugó un triple a pesar de que había fallado tres durante el choque.

Cada vez hay menos dudas de que el Gran Canaria ha encontrado oro en Gonzaga pero su exhibición no quedó ahí porque más tarde anotó otra canasta magnífica tras dar un paso atrás. Puso así un 85-77 a 2.15 para el final y ya no hubo remedio para el CAI Zaragoza, que había dejado escapar su tren mucho antes.

Siempre a remolque

Y es que el partido olía muy mal para el Gran Canaria, que no paró de hacer la goma en la segunda parte. En la primera empezó mandando porque en los tres minutos iniciales hizo tres triples, dos de Sasu Salin y uno de Pablo Aguilar (10-2), que formó parte del quinteto en detrimento de Eulis Báez.

Desde entonces y hasta el último cuarto, en el que la inspiración ofensiva volvió, vivieron de las rentas los amarillos. Con semejante inspiración desde la línea de 6,75 metros todos se contagiaron del espíritu del finés. Así, de los ocho primeros tiros de campo siete llegaron desde el triple. Esa obsesión, unida a unos minutos de acierto de Bellas y Fotu acercaron al CAI Zaragoza (10-8, m. 5). Desde entonces y hasta el cierre del primer cuarto el Herbalife se atascó y solo anotó dos tiros de campo, uno del guerrero Omic y una bandeja de Paulí. Así, el primer parcial se cerró con un corto 16-13 ya que Linhart, con 5 puntos desde el banquillo, corrigió los nefastos porcentajes de los visitantes.

Recuperó el Granca la ventaja de siete puntos muy pronto gracias a Kevin Pangos, que anotó una canasta en suspensión y luego recuperó y asistió para otra espectacular foto de Paulí colgado del aro (20-13, m. 12). No se había presentado por entonces en el partido Jelovac, que lideró la remontada de los suyos. Cuatro puntos suyos más un triple de Sastre igualaron el marcador (20-20, m. 14). La aparición del serbio dio alas al CAI Zaragoza, que empezó a presionar en toda la cancha. Al Granca le costaba un mundo superarlo e iniciaba sus ataque siempre con dudas.

Tanto fue así que el CAI llegó a disfrutar de una ventaja de cinco puntos (28-33, m. 18) al borde del descanso gracias a un triple de Diener y un canastón de Bellas, pero Newley y un triple de Aguilar, el primero del Granca desde el minuto tres, devolvió el empate camino del descanso (33-33).

En el tercer cuarto siguió mandando el CAI, en el que Linhart, Fotu y Norel -antes de que cayera en la trampa de Omic- acompañaban a Jelovac y Bellas. Al Granca le costaba un mundo, pero siguió haciendo la goma y se las arreglaba para reducir una distancia que llegó hasta los siete puntos (61-68) con un triple en el minuto 35 de Bellas, que apuntaba a verdugo. Pero surgió el corazón del Gran Canaria para poner cada cosa en su sitio y dejar la victoria en la Isla.