Debe ser frustrante haber remado tanto para nada. Ese sentimiento seguro que invadió ayer el vestuario del Herbalife Gran Canaria cuando, tras remontar cuatro puntos en sólo siete segundos para llevar el partido a la prórroga, lo perdió en un tiempo adicional mal gestionado y con una notable falta de acierto. Si además has sido capaz de completar el mejor partido con tu nueva camiseta, dando una lección de baloncesto en la cancha del colíder de la Beko BBL germana y segundo clasificado de tu grupo en la Eurocup, seguro que ese sentimiento, al menos, se duplica.

Porque ayer Kevin Pangos, a pesar de la derrota, demostró por qué la dirección deportiva del club amarillo apostó tan fuerte por él este verano. El base canadiense redondeó un partido al que sólo le falto la victoria de su equipo. El ex de la Universidad de Gonzaga, la cuna de la leyenda de la NBA John Stockton -otro base más bien pequeño, pero con un talento y unas condiciones exquisitas- firmó 31 puntos, repartió seis asistencias y acabó con una valoración global de 38. Toda una exhibición que finalmente no sirvió para que su equipo lograra el pase matemático ayer al Last 32 de la competición.

Su influencia en el juego no sólo se quedó ayer en las estadísticas. Sólo cuando el balón pasaba por sus manos, el Herbalife notaba cierta fluidez en el juego. Si el canadiense no era capaz de encontrarla, intentaba penetrar, tirar o forzar una falta con mejor criterio. Justo como lo hizo el pasado domingo para dilapidar al CAI Zaragoza en la prórroga.

Su porcentaje de acierto de triples se acercó más a lo que mostraba en la NCAA -liga universitaria de los EEUU-. Ahí batió el récord de triples encestados y de mejor porcentaje desde el tiro libre. Frente al MHP se marcó un 62% de acierto desde el 6,75 (5/8) y un 100% en el 4,60. Números que le devuelven a los días en los que se preparaba para coger el birrete y el diploma. Ahora, con ellos en las manos, el partido en Alemania puede ser el momento para empezar a doctorarse en el basket profesional.