"Nosotros, encantados. Pero para volver, primero nos tienen que querer por aquí otra vez". A esa declaración de intenciones le dio forma un ejecutivo de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) en el Gran Canaria Arena, minutos antes de que Real Madrid y FC Barcelona se jugaran el título de campeón de la Copa del Rey. Aquello fue la noche del 22 de febrero de 2015 y ahora, casi 10 meses después, la invitación está cursada: el Cabildo y la propia ACB mantienen, desde hace semanas, negociaciones avanzadas para que la fase final del torneo se vuelva a celebrar en la Isla después de 2016 -la próxima edición se disputará en febrero en La Coruña-.
"En su momento", admitió ayer Ángel Víctor Torres -vicepresidente y consejero de Deportes del Cabildo-, "cuando se cerró la organización de la anterior Copa del Rey ya se habló del interés de repetir experiencia". "También tendré esos contactos", apuntó el líder insular del PSOE antes de subrayar que "lo que queremos es que el Gran Canaria Arena acoja eventos de relevancia. Pero todo eso son números y habrá que pelearlo".
En la mesa de negociación, ahora mismo, sobresalen el interés del Cabildo por convertir a la Isla en la sede de la Copa del Rey y la aspiración de la ACB por encontrar ciudades dispuestas a pagar el canon para ejercer como anfitrión de la competición. Y en ese escenario la figura del Granca aparece como mediador clave: el club, con Miguelo Betancor en la presidencia, ha ganado peso dentro de la patronal y se mantiene al tanto de los contactos entre las dos partes. Así, con la predisposición de todos, en breve se dará una reunión para intentar acelerar el proceso.
En la entidad claretiana, además, hay ganas de revancha. La edición de 2015 de la Copa del Rey dejó algunos sinsabores en el CB Gran Canaria. A nivel deportivo el equipo no estuvo a la altura esperada -cayó en cuartos de final ante el FIATC Joventut- y en el plano organizativo algunos contratiempos -la suspensión de la Fan Zone ubicada en Las Canteras por el mal tiempo, el traslado de la MiniCopa desde la playa hasta el Centro Insular de Deportes por el mismo motivo o el frío casi glaciar que se instaló dentro del Gran Canaria Arena- deslucieron ligeramente un torneo espectacular sobre la cancha.
Gran Canaria ya ha acogido dos fases finales de la Copa. La primera tuvo lugar en 1990, se celebró en el Centro Insular -recién inaugurado- y proclamó al CAI Zaragoza de Mark Davis campeón. 25 años después, la Isla acogió otra vez el torneo. El Gran Canaria Arena fue el escenario donde el Real Madrid, con Sergio Rodríguez al mando, superó al Barça.
Impacto económico
La consultora Dentsu Aegis realizó un informe, a petición de la ACB, sobre la celebración de la última fase final de la Copa del Rey en Gran Canaria y los resultados de ese documento dejaron un saldo positivo para la Isla: el impacto económico del torneo fue de 23.710.165 euros.
La cifra, según explicó en su momento Gerard Freixa -director de Eventos de la ACB-, se obtuvo tras sumar los ingresos directos originados por el evento (12.334.689), el impacto generado en medios de comunicación (4.444.137), los ingresos para la hacienda pública (3.368.247) y el valor contingente asignado por los grancanarios (3.410.588).
Gran Canaria, durante el fin de semana que acogió la competición -entre el 19 y el 22 de febrero, en plena celebración del Carnaval-, recibió a 6.263 personas con un gasto medio de 1.371 euros -sin contar el abono para acceder al pabellón-.
La memoria redactada por Dentsu Aegis apuntó, en cuanto a la dimensión social del evento deportivo, que el 93,8 % de los asistentes consideró "buena o muy buena" la organización, al tiempo que el 91,7 % se pronunció en la misma línea con respecto a las instalaciones del Gran Canaria Arena. Además, el informe subrayó que el 89,3 % de los grancanarios encuestados coincidió en que este tipo de torneos son rentables y que compensan las molestias que puede generar en la ciudad.
