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Entrevista

Kyle Kuric: "Tras la operación no sabían si volvería a hablar o a caminar"

"Mi gente estaba hecha polvo por lo cerca que estuve de, ya sabes... de una muerte cerebral; verles fue lo más duro", indica el jugador del Herbalife Gran Canaria

'Bienvenidos a casa'. ANDRÉS CRUZ

¿Cuándo y cómo sintió el primer dolor de cabeza?

Empezó unos días antes de viajar a Vitoria. Continuó en la mañana del día en que volábamos y pensaba que era porque tenía hambre y era muy temprano. Fuimos a entrenar y me seguía doliendo, pero no era demasiado. Tomé algunas medicinas, como ibuprofenos, pero nada me ayudaba. El día del partido ocurrió lo mismo y antes del encuentro estaba peor y pensábamos que serían migrañas y que estaría mejor después de unas horas. Tomé un par de medicinas pero llegó un momento en el que tuve que parar, no podía tomar tantas.

¿Cuándo se dio cuenta de que no podía jugar ese partido con el Laboral Kutxa?

No pude, intenté correr, intenté calentar pero no podía hacer nada. Si me levantaba rápido era peor, si intentaba correr me dolía, las luces me afectaban, todo me molestaba pero pensábamos que era una migraña. Después de eso fuimos al hospital, me dieron más medicinas vía intravenosa y me ayudaron durante una hora.

Y llega el momento del viaje a Berlín con el equipo. ¿Cómo continúan los acontecimientos?

Durante la noche y a la mañana siguiente del partido en Vitoria el dolor de cabeza siguió empeorando. El equipo tenía que volar a Berlín pero yo tenía un vuelo de regreso a Gran Canaria porque pensaba que era mejor estar con la familia y las cosas mejorarían. Me desperté, me di una ducha me sentí enfermo, me volví a tumbar y al levantarme el dolor era tan fuerte que supe que algo iba mal. Me acordé de cuando le pasó esto mismo a Skyler, el hijo de Levon Kendall [exjugador del Herbalife Gran Canaria]. Se lo dije a los fisios y a todo el mundo y fui al hospital.

¿Cuando se acordó del caso de Skyler Kendall pensó que era un tumor?

No, no imaginaba que sería un tumor. Estaba muy desorientado, perdía el equilibrio, mi nivel de conciencia no era muy bueno, incluso a veces me era difícil hablar. Sabía que algo iba mal y que era más que un dolor de cabeza, pero no pensaba que fuera un tumor.

¿Sentía que era un dolor de cabeza normal?

Empezó como un dolor de cabeza normal pero fue progresando. Con las horas empezó a dolerme por detrás y cuando me levantaba rápido y miraba hacia arriba empeoraba. Solo pensaba que era una mala migraña. Hasta que me dieron las pruebas nunca sospeché que fuera un tumor.

¿Cuál fue su primera reacción cuando el médico le dijo que era un tumor?

Lo primero que dije fue, vale, guau. Lo siguiente que hice fue coger el teléfono para llamar a mi mujer y a mi padre con un 'Face Time' a ambos para contárselo. Ella cogió lo necesario para venirse a Barcelona, algo que iba a hacer de cualquier manera porque sabía que si me iba a perder otro partido algo no iba bien. Mi mujer ya sabía antes que eso era algo más que una migraña y ya había cogido el billete. Fue un momento muy duro. Y a mi padre pues le mandé el escáner para que lo viera y empezó a hablar con los doctores. Ellos fueron las primeras personas en saberlo.

¿Cómo reaccionó su familia?

No lo recuerdo muy bien. Sólo me acuerdo de que mi mujer se vino abajo y no podía parar de llorar. Ella estaba en un centro comercial, las mujeres de varios jugadores estaban con ella y la escucharon gritar. Y la ayudaron a hacer las maletas para que se marchara.

Ha dicho que se encontraba muy calmado cuando conoció la noticia. ¿Cómo es posible?

No puedo explicar por qué.

¿Puede que el baloncesto le ayudara?

Puede ser. En el baloncesto manejo bien la presión y fue como, vale tengo un tumor, ¿cuál es el siguiente paso? ¿Una operación? Vale. ¿Quién es el cirujano? Vale. Venirme abajo no me iba a ayudar, siempre pienso en el siguiente paso, en qué puedo hacer para mejorarlo. No podía hacer otra cosa que pensar en positivo y eso es todo. ¿Qué hacemos? ¿Esto? Venga, pues adelante.

Cuando le dieron la noticia, ¿pensó en ir a Estados Unidos a operarse?

No, en ese momento no recuerdo ni qué me contaron los doctores sobre la cirugía. Solo recuerdo entrar en la consulta, sentarme en la silla y ya está. Solo recuerdo la silla, todo lo demás que sé de ese momento es por lo que me han dicho. Yo asumía que sería allí porque no podía coger un vuelo y porque los planes de los doctores eran operarme cuanto antes. Eran unos magníficos neurocirujanos y todo iba a salir bien.

Su padre es neurocirujano, ¿cómo le ayudó?

Ayudó porque sabía lo que iba a ocurrir antes de que los médicos nos lo dijeran. Estuvo siempre allí con mi madre y colaboraba con los doctores. Tener a un médico en todo momento a mi lado que pudiera explicarle a los médicos mejor que yo lo que sentía ayudó a todos.

¿Cuál es su último recuerdo antes de la primera operación?

Recuerdo muy pocas cosas, lo más claro que recuerdo es la foto de antes de entrar al quirófano, sosteniendo a mis hijos, junto a mi mujer, mi hermana, mis padres y mi agente. Recuerdo que Pablo Aguilar también estaba allí. Me acuerdo de besar a mi mujer, a mis hijos y de entrar al quirófano.

¿Y entre la primera y la segunda operación recuerda algo?

Recuerdo muy poco, casi nada. Durante la segunda operación recuerdo que me despiertan, que hablan conmigo y me preguntaban si tenía algún dolor cuando me tocaban algún punto. Y después recuerdo que cuando desperté pensaba que era la mañana siguiente y en realidad habían pasado ya varios días.

¿Cuál era su mayor miedo?

Después de que las operaciones terminaran fue cuando tuve más miedo. No tenía miedo ni antes ni durante el proceso, fue después de las operaciones, cuando me dijeron lo cerca que estuve de la muerte y que no sabían si volvería a hablar o a caminar. Cuando estaba acostado recuerdo cuando sentí y moví por primera vez los dedos de los pies y se lo dije a mi madre. Fue una gran señal. No sabíamos si sería capaz de ello, ni de si podría caminar, correr o jugar al baloncesto. El mayor miedo era no poder hacer esas cosas, volver a la normalidad y ser la misma persona y el mismo jugador que era.

¿Cuál fue el momento más duro en el proceso?

No estoy seguro de que pueda elegir uno. Si tengo que escoger uno, diría que antes de la segunda operación cuando me dijeron que la presión sanguínea estaba alta, que la presión en el cerebro estaba diez veces más alta de lo que debería estar. La parte más dura no era por mí, sino por mi familia. Les veía ir y venir. Los médicos tenían confianza todo el tiempo pero yo estaba preocupado por ver a todo el mundo asustado. Mi gente estaba echa polvo por lo cerca que estuve de, ya sabes... de una muerte cerebral. Esa parte de que mi familia, mi mujer y todo el mundo se diera cuenta de lo cerca que estuve de la muerte fue lo más duro.

¿Y cuando despertó del coma cómo se sintió al ver a su familia?

Estaba muy feliz porque no estaban seguros de qué tipo de actividad cerebral iba a tener. Así que cuando abrí los ojos, sonreí y empecé a bromear ellos se sintieron aliviados y más esperanzados de que todo iba a salir bien.

¿En qué momento se sintió vivo de nuevo?

Pasó un tiempo. Estuve dos días en coma y fue varios días más tarde, no lo recuerdo bien por la anestesia. Pasaron cinco o seis días hasta que me sentí bien de nuevo.

Y después volver a hablar, a caminar, a comer... ¿ha sido como volver a nacer?

Es divertido porque la operación fue un jueves y el fin de semana jugábamos en Tenerife. Le dije a las enfermeras y a los médicos que estaría de vuelta en Gran Canaria el jueves, el viernes o el sábado como mucho. Y estaría preparado para calentar y jugar en Tenerife. No podía esperar. Ellos me miraron como si estuviera loco y me dijeron que ya veríamos lo que iba a suceder esos días. Recuerdo el sábado, cuando pensaba que dejaría el hospital, ellos me dejaron levantarme, puse mis pies en el suelo y no podía mantenerme, mis piernas temblaban y eso que tenía a dos enfermeras ayudándome. En ese momento me di cuenta de lo lejos que estaba de volver a jugar y de lo largo que sería el proceso de recuperación, que iba a pasar al menos unos meses hasta que pudiera volver a jugar.

¿Ya ha leído todos los mensajes de apoyo?

He leído la mayoría, estoy seguro de que todavía hay algunos que no he leído. Pero el apoyo que me ha llegado a través de todo tipo de medios, Facebook, Twitter, mensajes de texto, WhatsApp... el apoyo y las bendiciones han sido increíbles, me han ayudado un montón en la recuperación. Solo viendo todo el apoyo que he recibido me ha mantenido en una mentalidad positiva y me ha empujado.

¿Cuánto de importante ha sido el apoyo del club y de su representante?

No se lo puedo agradecer lo suficiente, empezando por Berdi Pérez que me llevó al Hospital donde me operé, habló con los doctores, se aseguró de que todo estaba bien, de mi seguro... tuve toda la ayuda del club, se aseguraron de que estaba en el lugar correcto. Miguelo Betancor también fue increíble por el apoyo que le dio a mi familia. Y mi agente estuvo ahí todo el tiempo. Antes de la tercera operación me llevaron a un partido de fútbol del Barcelona. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente, hicieron muchísimo.

¿Y Xavi Rabaseda y su pareja?

Fue increíble. Ayudaron a mi esposa a hacer las maletas, la llevaron al aeropuerto, hicieron una pancarta cuando volví, cuidaron de mis perros... hablé con él durante todo el proceso. Somos amigos muy cercanos desde que jugábamos en Estudiantes, donde coincidimos dos años. Además fue manteniendo al día a los compañeros de equipo de todo lo que me iba sucediendo.

¿Y por qué decidió Gran Canaria para la recuperación?

Barcelona es una gran ciudad. La recuperación allí iba bien, es una buena ciudad... pero Gran Canaria es mi casa. Quería volver a la normalidad en la medida de lo posible y porque conozco muy bien a los entrenadores, por volver a ver a los compañeros y por supuesto por el sol y por la playa.

¿Cuál ha sido el momento más feliz durante la recuperación?

Cada paso ha sido el más feliz en ese momento. Primero volver a ver a mi familia, mantenerme de pie, después empezar a caminar, más tarde recibir el alta, ahora volver a Gran Canaria... cada paso ha sido el más feliz.

¿Cuánto peso ha perdido?

Entre seis kilos y medio y siete. Fue un duro golpe para mí.

Ya está haciendo ejercicios en el gimnasio. ¿Cómo se está sintiendo?

Estoy mucho más débil que antes, por supuesto, y no me daba cuenta de lo débil que estaba. Las cosas más simples como mantenerme en pie mucho tiempo empezó siendo muy difícil. Es un proceso que está empezando y la etapa en la que estoy la llevo bien pero intento mejorar. Llevará tiempo pero estoy deseando estar recuperado.

¿Cuál es el plan de recuperación en los próximos días?

Ahora mismo estamos haciendo trabajo de equilibrio y caminar en la piscina. Y bicicleta de momento solo para calentar. Quizás en unos días empiece a nadar, a hacer más bicicleta, quizás elíptica pero todavía estamos lejos de empezar a correr.

Ha estado entre cuatro o cinco semanas sin tocar un balón de baloncesto. ¿Recuerda haber pasado antes tanto tiempo?

Éste ha sido el momento más largo. Antes, para la luna de miel nos fuimos de crucero y estuve unos diez días y ya me pareció demasiado. En algunas vacaciones paso como mucho dos semanas, pero esto fueron cinco semanas sin tocar una pelota y sin pisar una pista de baloncesto. Es muy duro.

¿Ha metido ya algún triple?

[Risas] Todavía no lo he intentado, el doctor me dijo que solo podía lanzar a canasta desde cerca. Ni siquiera he intentado lanzar desde el tiro libre, estoy seguro de que el primer intento será un 'airball'.

¿Ya ha sido capaz de asimilarlo todo?

Un poco. Cuando toqué el balón por primera vez en un entrenamiento lo empecé a asimilar. Ahora me cuesta incluso eso, incluso simplemente lanzar a canasta.

¿Todo esto ha cambiado su manera de entender la vida?

Por supuesto. Pasar de un dolor de cabeza, después a una migraña y que descubran que es un tumor cerebral y entrar al quirófano fue cosa de dos o tres días. Te das cuenta de lo rápido que pueden cambiar las cosas. La gente te lo dice todo el tiempo pero no lo entiendes completamente hasta que pasas por algo así. Ahora intento disfrutar más del tiempo con la familia, con los niños o incluso en la playa. Hasta cambia tu visión de los entrenamientos, que a veces no te gusta pero ahora todo lo que quiero hacer es entrenar. Las cosas cambian rápido y ahora las aprecias más.

¿Quizá ahora ama el baloncesto más que antes?

No, antes amaba el baloncesto lo mismo que ahora pero sí aprecio más las pequeñas cosas como lanzar a canasta, entrenar con los compañeros o jugar partidos.

El martes va a volver a estar en un partido en el Gran Canaria Arena. ¿Cómo se va a sentir?

La afición es increíble y el recibimiento que tuve de los compañeros cuando volví a un entrenamiento fue emocionante. Va a ser muy emocionante, estoy deseando ver un partido, que no lo he visto en directo desde hace seis semanas. Quiero verlo y apreciarlo, no puedo esperar.

En su primera rueda de prensa dijo que la fecha que se marca para volver es marzo. ¿Lo mantiene?

Primero los médicos dijeron que un año y les dije que de ninguna manera. Teniendo en cuenta cómo va la recuperación creo que en enero podré entrenar con los compañeros y jugar en febrero, pero por supuesto primero tendré que ser competitivo. De momento marzo es el objetivo que me marcan.

Su contrato acaba en junio, ¿le gustaría seguir en el Gran Canaria?

Sería difícil decir que no. Este sitio es increíble, es un gran club y después de algo así te das todavía más cuenta de que es una gran familia. El apoyo de la Isla es increíble, vivir en un sitio como éste es un sueño. Me encantaría seguir, no hay motivos para pensar que no voy a continuar pero veremos lo que pasa durante el año.

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