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Tribuna abierta

La neurociencia, el corazón e Iniesta

E llos tienen la calidad de los mejores jugadores del mundo, pero nosotros tenemos corazón". Al Muñeco Gallardo, entrenador de River Plate, nunca le falta una frase para adornar un titular. La del "corazón" de su equipo sirvió para la previa de la final del Mundial de clubes que el campeón de la Libertadores debía disputar el pasado domingo en Japón al Barcelona, el vigente monarca europeo. Por juego, venía a reconocer Gallardo, no tenían nada que hacer ante los del asturiano Luis Enrique. Pero las esperanzas de los Millonarios no estaban sólo en el corazón, el empuje, que pudieran poner sus jugadores ante los azulgrana, sino también en la neurociencia.

Desde su llegada a River, hace ahora año y medio, el primer objetivo de Marcelo Gallardo fue recuperar la estima por el buen juego olvidado bajo la etapa de su predecesor, Ramón Ángel Díaz, con quien River ganó títulos pero también críticas a su juego cicatero. Y para conseguirlo, Gallardo se fijó precisamente en el Barça de Guardiola: presión y toque rápido; armas que servían lo mismo para recuperar la posesión del balón como para superar defensas. Y para lograr cambiar la mentalidad de sus jugadores de atrincherarse en el área como pilar estratégico surge el fichaje estrella de Gallardo para el equipo de La Boca: la doctora Sandra Rossi, médica deportóloga especializada en neurociencia.

"La neurociencia es la teoría que nos permite saber cómo pensamos; nosotros nos ocupamos de bajarla al campo para entrenar las habilidades de los jugadores", señala Rossi. Así, en las jornadas de trabajo de River no es extraño ver a los guardametas intentando atrapar pelotas de tenis con un ojo tapado, o a los delanteros patear conos de diferentes colores reaccionando a las señales luminosas que les envía una máquina cada vez a mayor velocidad. "Se trata de jugar al fútbol no sólo con los pies, sino también con la cabeza", señala Rossi. Es decir, que sea el cerebro quien guíe a las piernas.

River salió en la final ante el Barcelona valiente y, como buen equipo sudamericano, caliente. Mostrando a los azulgrana que cualquier disputa del balón era "la disputa". Así aguantaron el empate inicial algo más de media hora, hasta que primero apareció Messi, y luego Luis Suárez, y otra vez Suárez?

La neurociencia de la doctora Rossi y el fútbol "de corazón" aplicado por el Muñeco Gallardo se estrellaron de frente ante el Barça. Nada extraño. Su método de trabajo ya tuvo su predecesor en el propio Barcelona de Johan Cruyff, quien forjó su Dream Team bajo la premisa de que "el fútbol se juega con el cerebro: debes estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, ni demasiado pronto porque el balón aún no ha llegado, ni demasiado tarde que ya haya pasado", dejó dicho el holandés.

De aquel equipo bebió primero Pep Guardiola y ahora lo hace Luis Enrique, cada uno con sus pequeñas pero notables diferencias. El corazón, la motivación, siempre es importante, como también lo es la cabeza.

Pero en el fondo lo que diferencia a un buen futbolista de un genio es estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y con tipos como Messi o Iniesta en el campo siempre será más fácil conseguirlo por mucha neurociencia que uno intente introducir en los entrenamientos. "Si un jugador patea mal el balón, nuestro trabajo sólo le ayudará a patear más rápido, pero igual de mal", concluye la doctora Rossi. Por eso el corazón y la neurociencia acabaron en Japón rendidos ante la calidad de los mejores.

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