Días atrás, entre los voluntarios que tomaban las inscripciones para la Hospital Perpetuo Socorro San Silvestre que tendrá lugar el próximo día 31 de diciembre, surgía una mayúscula sorpresa al comprobar uno de los inscritos. Se trata de Mayo Moreno Fernández, al que correspondió el dorsal 2.957. Hasta ahí nada anormal. Pero al pedir el carné de identidad, la joven Carolina, que se había inscrito momentos antes y le había correspondido el dorsal 2.954, entregó el suyo de nuevo, y ahí surgieron las discrepancias, que se saldaron con rapidez.

Carolina (Las Palmas de Gran Canaria, 1992), explicó que Mayo era su perro, pero que lo quería inscribir para poder correr junto a él en la carrera de seis kilómetros del último día del año. Nadie puso impedimentos y Mayo quedó inscrito. Además, Carolina, ni corta ni perezosa, se arredró y, sin consultarlo, fue y también inscribió a su hermano Julio (Las Palmas de Gran Canaria, 1987), al que correspondió el dorsal 2.941, dado que lo hizo bastante tiempo después de inscribirse ella y Mayo.

Y es que Mayo tiene su historia dentro de la familia Moreno Fernández. Como también la tiene el hecho de inscribirse a la carrera.

Julio, estudiante de un máster de la Unión Europea tras finalizar su carrera de Derecho, y Carolina, que acabó su carrera como Trabajadora Social y aspira a conseguir trabajo en un hospital, tras haber realizado sus prácticas en el Hospital Doctor Negrín de la capital grancanaria, son y han sido deportistas desde siempre. Así, Julio ha jugado a baloncesto en el CB Las Palmas, y además practica multitud de disciplinas deportivas, tales como judo, natación o atletismo, entre otras. Carolina, por su parte, siempre jugó a baloncesto. Lo hizo en las categorías inferiores de lo que hoy día es el Spar Gran Canaria y también disputó la Liga Femenina 2 vistiendo la camiseta del CB Aguere de Tenerife.

A ambos, además, les apasiona ahora salir a correr "por el Parque Romano, principalmente, o por la Avenida Marítima", señala Julio, quien añade "y la mayoría de las veces lo hago acompañado de Mayo".

Además, a los hermanos les encantan los animales. En casa habían tenido un sinfín de mascotas. "Que recuerde, dos hámsters, un tritón, diecinueve peces, no se cuántos pájaros...", indican casi al unísono, hasta que Carolina añade: "pero nunca habíamos tenido un perro", y Julio matiza "mi madre no quería tener uno en casa, por ser un piso, pero llegó Mayo y todo cambió". Además, Julio añade que "una de mis ilusiones es tener una casa terrera en el campo, con un amplio terreno donde cultivar y tener animales. Me encantan los animales. A lo mejor algún día lo consigo".

La llegada de Mayo se produjo el 23 de mayo de 2012 -de ahí su nombre, precisamente-, y fue una casualidad. "Mi padre -Juan Moreno- fue a visitar un cliente en El Cortijo, y en una de las casas estaban Mayo y su hermana abandonados a su suerte. Los habían dejado tirados allí. Mayo fue el primero que se acercó a mi padre, que le dio pena de verlo como estaba, y se lo quedó. Lo trajo a casa. Y ya no se ha ido, es uno más de la familia, porque mi madre no dejó que se fuera, al saber que lo habían abandonado", cuenta Carolina, mientras Julio añade que "de su hermana poco sabemos. Sólo que supuestamente se la quedaron allí, en El Cortijo".

En este momento, ambos hacen una amplia reflexión con una severa crítica que se resume en: "no nos gusta en absoluto, como supongo que a todos, que maltraten y abandonen a los animales. No es de recibo tener un perro y abandonarlo a su suerte porque ya no te gusta tenerlo. Hay muchas otras alternativas antes que abandonarlo".

Pero los dos hermanos, también al unísono y mientras Mayo campa a sus anchas por la sala de entrevistas de la redacción y se acomoda para echar una cabezada sin molestar, salvo cuando quiere que lo acaricien, son los mismos que cambian el tercio de la conversación y retornan a la participación en la HPS San Silvestre.

"No pensaba participar y, de hecho, le había dicho a algunos compañeros y amigos que no iba a hacerlo, pero mi hermana llegó a casa con las tres camisetas y los tres dorsales, así que ya no hay remedio y voy a correr. Y además voy a acabar la carrera con y por Mayo", señala Julio.

Por su parte, Carolina indica que "tiene su historia lo de la inscripción. ¡¿Te la cuento?! Bueno, sí. Resulta que a mi madre -Jacqueline Fernández- y a mí nos dieron un golpe en el coche, por detrás, y tuvimos problemas de cervicales. Realizamos la rehabilitación en el Perpetuo Socorro y, dado el carácter benéfico de la carrera y las ONG a las que van destinados los recursos económicos derivados de la participación de los corredores, pues ella decidió participar. Pero al final no se apuntó, aunque sí nos animó a que lo hiciéramos nosotros. Lo hice y apunté a Mayo y, después de unos largos minutos de pensármelo, también apunté a Julio -y saltan las risas-".

"Vamos a intentar acabar la carrera, creo que estamos preparados para hacer esa distancia, y también que Mayo la acabe, aunque con precauciones. Lo llevamos a pasear todos los días e incluso ha ido alguna que otra vez a correr conmigo por el Parque Romano", señala Julio, tras lo que su hermana Carolina añade que: "también lo llevamos a nadar a las playas del Norte, porque hace unos meses descubrimos que tiene una displasia -anomalía en el desarrollo de un tejido, de un órgano o de una parte anatómica del organismo- en la cadera. Por él no va a quedar el correr y el veterinario nos ha dicho que puede hacerlo, pero hemos de tener cuidado, por precaución más que nada".

Así que, como dice el dicho: alea jacta est -la suerte está echada-, y Mayo también será de la partida en esta carrera, junto a sus hermanos Julio y Carolina. Una carrera que esperan finalizar para mostrar su apoyo y lucha contra el abandono de los animales.