La altura, la fuerza o la envergadura, a veces, no son suficientes para ejecutar con éxito ciertos conceptos del juego en el baloncesto. El domingo, en el Principado de Andorra, Ovidijus Galdikas y Alen Omic recibieron una sesión matinal de aleccionamiento sobre movimientos en la zona -tanto en ataque como en defensa-. A los dos pívots del Herbalife Gran Canaria, de siete pies de altura -por encima de los 2.15 metros-, les tocó sufrir en defensa ante la cantidad de recursos ofensivos que puso sobre el parqué Giorgi Shermadini -anotó 17 puntos y le hizo un traje a ambos- y, si se mantuvieron alerta desde el banquillo, aprendieron del oficio con cada uno de los movimientos que empleó Sitapha Savané -37 años y 2.01 metros- para contener al cinco georgiano.
Repatriado este verano, tras pasarse los tres últimos cursos enrolado en las filas del FIATC Joventut, Taph Savané es el termómetro defensivo del Granca. Y eso, más allá de ser una sensación -sobre todo en las últimas semanas-, toma cuerpo con un vistazo a las estadísticas. Su importancia, dentro de la rotación del técnico Aíto García Reneses -en concreto en tareas defensivas-, es capital a la hora de proteger el aro propio dentro de una maquinaria -con Pangos, Oliver, Salin, Seeley, Newley, Báez, Omic o Aguilar- con tendencia a correr y atacar. En la plantilla que maneja el entrenador madrileño, con el jugador africano en pista -según los números que ofrece la web baloncestostatsacb.com, es cuando menos puntos encaja el Granca cada 100 posesiones: 93,4.
Las estadísticas de Savané, que promedia 14 minutos en pista por partido, mejoran la productividad defensiva de Alen Omic -primera opción en la rotación de pívots y que juega 25 minutos de media-. Con el interior bosnio -con nacionalidad eslovena- en cancha, el Herbalife recibe 103,5 puntos cada 100 posesiones -10 más que con Savané-. Los guarismos en este apartado, en el resto del juego sobre la pintura del equipo claretiano, se sitúan por debajo de la línea que traza el jugador de Dakar: con Báez se queda en 95,4/100, con Aguilar en 99,1/100 y con Galdikas en 111,3/100 -el peor registro de todos-.
La web baloncestostatsacb.com también pone en relieve la capacidad de Savané para destacar en los stops defensivos obtenidos por encuentro -detalle del juego que, para los entrenadores, "no sucede, se entrena"-. En ese combo de pérdidas del rival y rebotes defensivos -tras error forzado en el tiro-, el pívot senegalés es el rey en las filas del Herbalife: promedia 4.7 por partido. En ese arte, el jugador que presenta peor registro en el equipo amarillo es Alen Omic, pieza clave -en especial en ataque- en el buen rendimiento que ha ofrecido el conjunto claretiano hasta ahora.
Omic, con 10,6 puntos por cita, es el segundo máximo anotador del Granca en la ACB -sólo superado por Kevin Pangos- (12,5)-. Además, es el rey del rebote: firma 7,5 por jornada y en la Liga Endesa sólo mejora su marca Ioannis Bourousis (8,4 rechaces por encuentro). Pese a ese protagonismo del interior balcánico, y aunque en varias ocasiones han compartido minutos en pista -con Savané como ala-pívot-, los números del Herbalife con el jugador senegalés en pista son ligeramente mejores en el parcial +/-: +30 con Savané; +25 con Omic.
La combinación de Omic, Savané -entre ambos hay 14 años de diferencia- y Galdikas en el puesto de cinco y la suma de Eulis Báez y Pablo Aguilar como ala-pívots convierte al Granca en un equipo solvente por dentro y con multitud de recursos: centímetros, músculo, las piernas rápidas, el hambre y la energía de la juventud, el oficio de muchas batallas en la piel, el respeto de los rivales y la sabiduría de Savané. El maridaje perfecto.