El Barcelona certificó su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey frente al Espanyol, en Cornellà-El Prat, en un partido muy plácido para los azulgrana, con dos goles de Munir y con un fútbol sin alardes en el que destacaron las apariciones de Messi, el mejor del duelo.

Quizá el esquema inédito de Luis Enrique, un 4-2-3-1 con Sergi Roberto y Rakitic, frenó su inspiración habitual. El cambio de dibujo fue lo más destacable en el plano futbolístico. En lo extradeportivo, la tensión de los anteriores derbis se atenuó, aunque apareció en los minutos finales.

El Espanyol arrancó con la misma intensidad que en los capítulos anteriores. Las revoluciones de los de Constantin Galca eran mayores que las azulgrana y los de Luis Enrique, con nuevo esquema, tenían dificultades para crear juego. De todos modos, estuvieron a punto de sorprender a Bardi con un latigazo de Messi en el minuto diez.

Quedaba claro que el Barcelona, aún aletargado, necesitaba muy poco para decantar el pulso. El anfitrión, por su parte, no conectaba con el ecuatoriano Felipe Caicedo, su referencia. Sin acercamientos locales, salvo tiros lejanos, ni destellos de las estrellas del Barça, el ritmo del encuentro se ralentizó en estos primeros compases.

Messi era el único que agitaba el juego en Cornellà. Sus combinaciones y cambios de ritmo era un reto para la defensa local.

El partido parecía destinado a cambiar. Y lo provocó el Barcelona. Fue Munir, a la media hora, el que rompió el empate con un recorte ante Bardi y sentenció, aún más, la eliminatoria. La asistencia fue del nuevo Balón de Oro, muy inspirado el argentino, con ciertas facilidades de los centrales de Galca.

En la reanudación, Caicedo salió dispuesto a compensar su disparo frente al meta alemán. El internacional se mostraba ahora mucho más activo. Y más cercano al área rival. Aún así, salvo estos acercamientos, el control del Barcelona era claro. Sin grandes esfuerzos, su dominio del balón marcaba los tiempos del choque.

Con el partido acercándose al final, un encontronazo de Álvaro con Leo Messi acabó con el azulgrana en el césped, sin consecuencias físicas ni tarjetas. Las revoluciones del derbi crecían.

La afición local ya no esperaba nada. Y empezó a desfilar en masa con el segundo gol de Munir, en el minuto 88, en posición dudosa de fuera de juego. Tras dos saques de esquina para el Barcelona, el árbitro cerró el serial.