A fuego lento para acabar a 100 grados, en pleno punto de ebullición. Ésa fue la manera con la que el Herbalife Gran Canaria troceó, cocinó y se zampó para cenar al Avtodor Saratov ruso. La premisa, no perder el control y seguir la receta que siempre le ha ido bien al Granca de García Reneses. Todo para conseguir un plato delicado y contundente: una victoria por 101-75.

Para empezar, Aíto volvió a colocar su quinteto más reconocible sobre la pista con Oliver -ante la baja una vez más de Kevin Pangos-, Salin, Newley, Eulis Báez y Alen Omic. Salin se encargó de despertar con un triple desde la frontal el letargo del Granca y empezar a tomar sensaciones tras el 0-4 inicial pasados los dos minutos del primer cuarto. Del frío de Salin y del propio Gran Canaria Arena, el equipo de Aíto se encomendó a Omic y Báez para contrarrestar el buen momento por el que pasaban el escolta Kolesnikov y el pívot Klimenko. Un reparto de bofetones que imposibilitaba ninguna renta superior a los dos puntos (14-15).

La rotación empezó a descolocar al Herbalife mientras que el Avtodor se mantenía a lo suyo. Con Oliver fuera y Stoll en pista, el conjunto ruso fluía con naturalidad. El Herbalife, de nuevo condicionado sin Pangos, puso su juego en manos de Paulí. La voluntad del jugador catalán en esta papeleta es buena, pero sufría con el bote de balón ligero del estadounidense internacional con México. Así y con Brooks al alza, el Avtodor consiguió su máxima del partido (16-22). Los minutos y la defensa asentaron al Herbalife que canalizó sus ideas para acabar el cuarto sólo un punto por debajo en el marcador (23-24).

Terrassa volvió a alegrar al Herbalife. El regreso de Oliver devolvió orden al Granca. De sus manos salieron las cuatro primeras canastas que encestó el equipo claretiano. Con dos asistencias y media -el balón salió rebotado de las manos de Omic para acabar en las de Newley- y un triple, Alexey Vasilyev mandó a parar el crono (33-29). El técnico ruso sabía que ahí tenía un problema y Lukashov fue su intento de solución. Mientras, Seeley empezaba a acumular méritos a base de esfuerzo defensivo, asistencias y seguridad sobre la línea de tiros libres. (40-37).

El choque, sin un ritmo trepidante y con ambos equipos gestionando bien sus emociones, no daba síntomas de romperse. Sólo Stoll dio la nota. El base norteamericano se marcó una técnica y sus gestos se clavaron en el público. Eulis Báez no aprovechó para sumar los dos tiros libres de su falta. Tiempo muerto y cambio de lanzador.

El punto que Oliver tomó del regalo de Stoll dejaba al Herbalife una más. La jugada puso a Rabaseda abierto y el balón sólo salió unos centímetros de su mano. Porque Chappell se marcó un tapón de los grandes. Todavía había tiempo para una más. Y el invitado sorpresa del día para el Saratov apareció. Porque Pasecniks, el gigante letón que ha desterrado a Galdikas a la grada salió a escena. Muy lejos, desde más de siete metros y con el marco del electrónico apuntando al rojo, lo clavó. 50-44 y máxima renta hasta el momento para el Herbalife.

La vuelta del descanso no varió mucho el plan del Granca. La batuta de Oliver guiaba a los de Aíto. Su séptima asistencia del día -acabó con 11- puso en bandeja a Omic otra canasta más (52-46). Sin codera a Newley se le da el baloncesto mejor. El australiano está encontrando una mejor versión de sí mismo. Atento a las debilidades defensivas del rival, valiente y con hambre, es el Newley que gusta a la parroquia amarilla. Seis puntos suyos permitían al Herbalife mantener su renta (58-52). Juntó a él, el de siempre. No está fallando nunca a sus citas este curso. Alen Omic -18 puntos y 9 rebotes- y su show dinamizaron al equipo. Tanto que, con sus 216 centímetros, se permitió subir el balón y acabar la jugada con dos puntos desde el 4,60 (62-52).

Newley, en su versión más añeja, obligó a que el Avtodor volviera a parar el crono. Un triple suyo fue demasiado para el conjunto ruso (70-59) que veía como el Herbalife maceraba el partido con calma para hacerlo poco a poco suyo. El alero de Adelaida acabó con 17 puntos y 21 de valoración. Aguilar se sumaba a picar en el marcador ruso para llegar al inicio del último cuarto con un 73-62 alentador.

El colchón de los puntos daba al Granca margen para respirar. Los secundarios respondían ante el intento de acercamiento en el marcador que forzaba Chappell y su muñeca (77-66). Sin embargo, era insuficiente. Porque con Seeley al alza, Rabaseda encontrando puntos, Omic crecido y el dominio de Oliver todo estaba muy de cara para el Granca, que se escapó en el marcador hasta alcanzar rentas de 20 puntos (89-69). El cauce del partido dejaba a un Granca desatado, disfrutando con el baloncesto y sintiendo el partido suyo. Pasecniks acabó un alley oop que hizo saltar la olla. La cena se había acabado.