Como si se tratase de una serpiente, se adentró en la retaguardia rusa. Vio huecos donde no los había y como nadie mejor supo abrirlos. Regresó el Newley de siempre. Con ese veneno que fulmina al rival en sus penetraciones a canasta. Garra, coraje, iniciativa y acierto. El alero de Adelaida repitió ante el Avtodor Saratov una brillante actuación como ya lo hiciera ante el FC Barcelona Lassa en Liga Endesa. Atrás quedó un arranque de temporada marcado por las lesiones, entre ellas una bursitis -inflamación del codo- que no quería abandonarle y que le minó el físico y la confianza.

La conexión entre Oliver y Omic seguía rodando en la segunda mitad con la misma fluidez que en la primera. Newley se unió a esa onda expansiva que propagaron al resto del equipo: salir a apuntalar el choque en el tercer periodo. Había una renta de seis puntos (50-44), pero el Granca no quería complicarse la vida europea ni pasar apuros de última hora. Quería volver a ser el equipo del pasado año. Intimidatorio y sin piedad con el enemigo. Una actuación coral que le valió el respeto de sus rivales. Y así lo ejecutó.

Newley se echó la responsabilidad a la espalda, sobre todo cuando los pupilos de Alexey Vasilyev más apretaban. Un triple del enemigo y un mate de Klimenko servían al conjunto ruso para acechar al cuadro claretiano (56-52).

Pero el equipo amarillo, vacunado contra el desánimo, encadenó una serie de acciones ofensivas que noquearon a los rusos. Báez y Newley, vínculo impoluto. Canasta a aro pasado, marca de la casa del australiano, y Brooks no podía frenar al de Adelaida (58-52). Báez y Omic, otro tándem que carburaba y servía al esloveno para engrosar su cuenta personal y acabar como máximo anotador del encuentro y del combinado isleño, con 18 puntos y 9 rebotes.

Newley no se quedó atrás del pívot esloveno: segundo mejor realizador claretiano con 17 puntos, dos rebotes, dos asistencias. La marea amarilla presenció su óptimo estado de forma. El alero, curtido en el Townsville Crocodiles de Australia, se mostró indomable en tiros de campo: convirtió siete de ocho (87,5 %) de dos, y anotó uno de dos intentos desde el perímetro (50%). Un trabajo valorado con 21 puntos de Eurocup, uno menos que Omic.

Newley proseguía con sus entradas a canasta, que hirieron de gravedad a los hombres de Alexey Vasilyev (64-54), que ocupan la sexta plaza de la liga rusa VTB. El alero australiano encontró a otro aliado en el ataque isleño: Aguilar. Otra gran dupla que deslumbró en pista. Amagó la penetración sobre la pintura y con un gancho sin mirar asistió al ala-pívot granadino que quemó el perímetro desde el lateral. Newley repitió el mismo lanzamiento de su colega para dinamitar el marcador (70-56).

Esa fuerza arrolladora, su plena atención a los despistes del rival y su iniciativa ofensiva fueron apreciadas por la marea amarilla. Tras el esfuerzo titánico, Aíto le dio un respiro en el tramo final del tercer periodo.

Con Newley en el banquillo, el cuadro ruso se sintió aliviado por momentos puntuales y acortó distancias. Pero, de nuevo, todos los efectivos amarillos sumaron esfuerzos para atrapar un triunfo que le coloca en la segunda posición del grupo H, por delante del Avtodor Saratov, al que visitará el próximo miércoles 27. Por un lado, Rabaseda despertó de su letargo, soltó la muñeca en tiros de campo y remontó el vuelo con 13 puntos. El Granca se escapaba de 20 (89-69).

Omic seguía dañando la pintura rusa. Oliver repartía juego con maestría y se atrevía a lanzar a la media vuelta. DJ Seeley desequilibraba al oponente y le cargaba de faltas. Aguilar y Pasecniks remataron la velada. Se contagiaron del veneno de Newley. Pero del bueno.