Victoria insultante en la prueba de reina de los 42 km. En su segunda participación, se consagra con un baño de gloria. Y estuvo a solo unos segundos de pulverizar el récord de su compatriota Pharis Kimani (2:14.39). ¿Qué balance completa de su participación?

Me encuentro muy bien, satisfecho, de lograr un triunfo que me llena de orgullo en mi trayectoria. No fue fácil, fue una carrera muy rápida; planteada de poder a poder desde el primer kilómetro. No hemos tenido tregua, el desgaste fue brutal pero ha merecido la pena. Fue de locos, con una gran intensidad, pero este día no lo olvidaré en mi vida. Siempre me acompañará, por el calor de la afición y de las gentes.

¿Era consciente que tenía el récord de Kimani a tiro -se quedó finalmente a solo 9 segundos-?

Lo que quieres es ganar, piensas en terminar la carrera de la mejor manera posible. En los últimos kilómetros, sentía los ánimos de los aficionados y pensaba que lo lograría. Sabía que estaba cerca, pero estaba concentrado en acabar sin problemas. El viento no me dejó alcanzar la máxima velocidad pero estoy satisfecho por mi rendimiento en ese último tramo de tres kilómetros para la meta. Se ha visto un gran espectáculo, ha sido una fiesta. Esta prueba tiene algo especial y espero repetir. Mi sueño es volver en la próxima edición de 2017 para defender mi título. Un gran desafío.

Usted que ejerció de liebre de Kimani en 2015, ayer terminó por sorprender y hacerse con la corona. Un acto divino de liberación. ¿En qué punto kilométrico decidió que tenía que pasar a la acción y luchar por el título?

En la carrera hay muchas estrategias, pero la más importante es si te sientes fuertes, tienes que tirar. Y eso fue lo que hice, me encontré con fuerzas, en forma y tenía que marcar mi propio ritmo. Todo salió perfecto, ni yo me lo creía. Mi nombre estaba predestinado para la carrera. Y lo pude lograr.

El instante más crítico fue... ¿En qué tramo pensó que no llegaría a la gloria y pensó en la retirada?

Lo más duro fue el viento de los últimos tres kilómetros. El paseo de Las Canteras se me hizo eterno, estaba en juego pulverizar el récord de la prueba y sufrí demasiado. Jamás pensé en la retirada, no tuve grandes percances. Al ser una prueba urbana, buscas tramos rápidos y refugiarte del fuerte viento. No había manera, pero a la vez fue muy hermoso. Correr junto a una playa es algo estimulante. Y te motiva, el recorrido es una maravilla.

¿Cómo es su plan de trabajo? ¿Cuántos kilómetros completa a la semana para llegar listo a una prueba de la categoría del Gran Canaria Maratón?

En una fase previa de preparación para la maratón, trabajo cinco días a la semana y los domingos completo entre 38 y 40 kilómetros. Y cuando se acerca la prueba, comenzamos a bajar el volumen de trabajo. Desciendo hasta los 15 kilómetros diarios, y lo completo con un trabajo de ejercicios de velocidad. El objetivo es intentar llegar bien. En las mejores condiciones posibles, porque en esos 42 km gana el más fuerte. Es así de simple en el asfalto.

¿Qué cambiaría? ¿Qué aspectos técnicos son mejorables?

Es una prueba especial, diferente a todas las que he corrido de esta distancia (...) El viento en el tramo final no ayuda; acabar junto a la playa, con ventiscas, te perjudica.

La foto de su agonía. ¿Con qué imagen se queda de su conquista dorada en esta séptima edición del Gran Canaria Maratón? El recuerdo de su primer oro.

Me encanta la Isla, competir aquí es un privilegio. Además, la ciudad es fantástica, en un escenario como este solo se puede ganar. Los canarios son muy simpáticos, me siento como en casa, me han dado una gran bienvenida. Ya estuve en 2015 y tenía que volver como fuese, lo tenía claro. Se lo debía a la afición. Lo he pasado bastante bien y me siento muy agradecido. Me siento como un canario más. Desde los voluntarios, hasta los rivales... Todos me han tratado de maravilla. Y volveré.

En meta, tras coronarse, lanzó un guiño al plátano de Canarias y se comió uno durante la celebración. ¿Qué le aporta esta fruta? ¿Es uno de sus secretos?

Los plátanos tienen azúcar y mucha energía. Me gusta la fruta. ¿Por qué no comer un plátano canario tras ganar un maratón? Tiene muchos azúcares naturales y es un tesoro de esta tierra. Me aporta mucha energía y claro que ayuda.

¿Qué consejos le daría a un joven atleta grancanario que aspire ganar un maratón?

Si disfruta corriendo, todo llega. Es muy sacrificado pero en mi país lo asumimos como algo divertido -Kenia, cuna de grandes campeones en larga distancia-. Un maratón es como la vida, tienes que sacrificarte si quieres llegar a meta. No hay nada sin sufrimiento. Cada uno se plantea sus límites y este deporte te permite conocer a mucha gente. Ganar es secundario, debes entrenar y disfrutar. Aquí, con este clima, todo parece más fácil.