Sobre unas tiras de bambú y 500 años antes de Cristo, el general militar chino Sun Tzu recopiló tácticas y estrategias militares que había puesto en escena a lo largo de su vida. Una obra que tituló El arte de la guerra inspiró a grandes figuras de la historia mundial y que hoy se mantiene como un libro cuyas aplicaciones han saltado el apartado bélico. Coachs y expertos en liderazgo usan hoy las lecciones de Sun Tzu.
"Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas". Esta cita, una de las más famosas de El arte de la guerra, aparece recogida en el capítulo segundo del libro. Un lema que ayer se aplicó el Herbalife Gran Canaria durante el partido contra el Movistar Estudiantes para desmenuzarlo. A partir de las fragilidades del equipo estudiantil, el conjunto claretiano se encargó de destrozar el marcador, sumar poco a poco una buena renta y acabar por desquiciar a un equipo que, a día de hoy, dista mucho de lo que fue hace años.
Las debilidades del Estudiantes se convirtieron en el mejor arma para que el Granca se llevara el partido. El conjunto dirigido por Aíto García Reneses las vio, las olió y las utilizó a su favor. La primera, aprovecharse del duro momento que vive el club estudiantil, en una semana donde su técnico principal, Diego Ocampo, fue despedido. Sin una figura de peso en el banquillo, con Alberto Lorenzo de forma interina, el Herbalife ya tenía un punto a su favor.
Enfrente, todo lo contrario. Porque la sabiduría de Aíto desarboló cualquier intento de acercamiento en el marcador del Estudiantes, que en ningún momento del partido fue capaz de ponerse por delante en el marcador. La incapacidad estudiantil para defender el bloqueo y continuación que planteó en varios tramos del partido fue uno de ellos. Pero no sólo eso. Porque la circulación exterior del balón bordeando el perímetro también desquició a Estudiantes. Eso y el notable acierto desde el 6,75 (11/26, 42% de efectividad) rompió la dañada moral del equipo de la capital de España.
Ese punto, también lo avistó el Granca para romper el partido en el tercer cuarto. Los nervios y la precipitación se apoderaron de un equipo plagado de chicos que no llegan a los 25 años, la mayoría recién salidos de la potente cantera madrileña. Las pérdidas continuas del Estu basadas en buenas defensas del Herbalife lo hacía todo más fácil. El ansia rival por querer contrarrestar las embestidas del Granca con más corazón que cabeza, fueron su rendición.
Así, al Herbalife sólo le quedó divertirse, disfrutar con el partido y machacar poco a poco a un rival que se autodinamitaba por momentos. Utilizar al enemigo para derrotar al enemigo. Seeley, Omic o Aguilar lo entendieron a la perfección. Una táctica que ayer le sirvió al Herbalife para traerse de Madrid su décima victoria en la Liga Endesa.
