El Real Madrid se levantó tras su traspié ante el Betis en un plácido encuentro frente a un Espanyol con las bajas de sus mejores hombres (6-0) al que Cristiano Ronaldo endosó un triplete para extender el idilio del equipo con el Santiago Bernabéu, que disfruta de goleadas en cada partido que acoge.

Obligado a levantarse tras el inesperado primer tropiezo con Zinedine Zidane, el Real Madrid volvió a enamorar a su afición con un fútbol vistoso.

El equipo blanco estuvo instalado siempre en campo del rival, un Espanyol mermado que miró más el paso de los minutos en el marcador que la portería rival y que se marchó con la misma cara que los jugadores del Deportivo y el Sporting de Gijón. El Santiago Bernabéu, convertido en un fortín donde cada rival es goleado desde la llegada de Zidane.

El Real Madrid recuperó la intensidad desde el inicio y en unos minutos dejó todo visto para sentencia, con juego rápido, de toque con precisión, y la verticalidad que imprimen Isco y un James mejorado.

No se había cumplido el primer minuto y Marcelo ya dispuso de una ocasión clarísima. Era el aviso de lo que esperaba a un Espanyol superado en todas las facetas del juego. No era su día sin futbolistas como Marco Asensio, Gerard Moreno, Burgui o Caicedo, y ya lo sabía antes de comenzar.

Constantin Galca, entrenador del Espanyol, hizo debutar horas después de su llegada a Arla, que a los tres minutos sacó como pudo un potente disparo de Cristiano.

El plan especial de trabajo de Zidane comienza a dar sus frutos y James, asistente en el primer gol, va recuperando su verdadera imagen sobre el césped. Nada más ponerse de cara el partido, Keylor realizó su intervención de mayor mérito, sacando con las piernas un remate de Mamadou.

Los errores en la Liga del Real Madrid esta campaña siempre señalaron por encima de todos a un jugador, Cristiano Ronaldo, del que también se añoran goles en partidos importantes de este curso.

El portugués le hizo cinco al Espanyol para silenciar las críticas en la primera vuelta y hoy tenía una nueva cita con el gol. Comenzó marcando un penalti que le hizo Enzo Roco. Arla adivinó la dirección del disparo, pero no pudo llegar al balón.

Eran momentos de diversión para los jugadores madridistas, que se asociaban en cualquier rincón del campo y desnudaban a un rival que no tenía tiempo de iniciar jugadas ante una presión tan alta.

James se sumaba a la fiesta con un lanzamiento desde la frontal que desviaba Pape Diop y el tercero subió al marcador.

En el olvido quedan imágenes de un Real Madrid partido, de poca colaboración defensiva de los jugadores de ataque. Paredes de tacón con la magia de Isco y búsqueda de más goles de un Benzema insaciable con Zidane en el banquillo. La afición ya había olvidado lo de Sevilla y disfrutaba de la continua búsqueda del gol.

La segunda parte nacía con la duda de la intensidad que marcaría el Real Madrid a un partido sentenciado. No fue la misma que en el primer acto e incluso el Espanyol rozó el tanto del honor, pero se topó con la firmeza de Keylor. Por alto sacó los centros que llegaron a su área y por bajo respondió a intentos de Óscar Duarte.

Rebajando ligeramente el nivel de brillantez, los madridistas buscaron ampliar la goleada. Isco, Benzema y Cristiano buscaron goles que llegaron en los últimos compases. Antes, Zidane mostró su mentalidad ofensiva en los cambios, juntando al grancanario Jesé con todo el arsenal y retrasando a Isco al medio centro.

De Jesé nacieron los dos goles restantes. El Real Madrid recupera su mejor versión a la espera de los duelos de altura que ya se acercan.