El serbio Novak Djokovic sometió ayer al británico Andy Murray en la final del Abierto de Australia e igualó, con su sexto título en Melbourne, las seis conquistas del australiano Roy Emerson, quien hasta la fecha ostentaba en solitario el récord de victorias en este Grand Slam.

Por 6-1, 7-5 y 7-6 (3) batió el número uno del mundo a su más inmediato perseguidor en la clasificación de la ATP. Superado por la solidez del jugador de Belgrado y lastrado por sus propias imprecisiones, el jugador escocés claudicó tras dos horas y 53 minutos.

En la reedición de la final del pasado año, ganada también por Djokovic, el balcánico capturó sobre el cemento azul del Rod Laver Arena su título número 46 sobre pista dura. Sólo el suizo Roger Federer, al que doblegó en semifinales, posee más -60- que él en esta superficie tras haber dejado atrás, de forma progresiva, los 26 de Ivan Lendl, los 36 de Pete Sampras y los 46 de Andre Agassi.

Con la confianza que le entregaron los diez triunfos logrados en los últimos once duelos frente a Murray, el serbio, de 28 años, resolvió el enredo del juego inaugural, el único de la primera manga en el que vio amenazado su saque. El escocés, campeón del Abierto de los Estados Unidos en 2012 y de Wimbledon un año después, desaprovechó una pelota de rotura y, con ella, la opción de liderar el marcador. Los cinco juegos siguientes premiaron el aplomo de Djokovic, imperturbable ante los derroches de ansiedad de su adversario.