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Una lección de liderazgo

Albert Oliver y Eulis Báez contagiaron su ímpetu y resolvieron en momentos complicados del derbi

El ala-pívot dominicano del Herbalife Gran Canaria Eulis Báez resuelve una canasta entre Blagota Sekulic y Javier Beirán. QUIQUE CURBELO

Existen ciertos conceptos que se han puesto de moda en los últimos años en el funcionamiento interno de las empresas. Son habilidades gerenciales que las compañías tienen más en cuenta a la hora de crear un equipo, contratar u otorgar cierto poder a alguien. Una de esas características más valoradas es el liderazgo. Hoy no se buscan líderes que tengan súbditos que asientan siempre. Lo que se busca son personas que adquieran el compromiso de intentar conseguir seguidores que crean en él. Una satisfacción general que influya directamente en el devenir de los frutos que serán recogidos por un grupo.

Esta vez, el grupo es un equipo de baloncesto, su nombre es el Herbalife Gran Canaria y no tiene problemas de liderazgo.

Siempre hay uno, dos o tres jugadores que dan un paso al frente cuando las cosas se tuercen en situaciones normales. Una tarea que no entiende de solo un hombre, de un único referente, sino que cuenta con la ventaja de encontrar varios jugadores donde apoyarse.

Ayer al Granca le costó fluir, sentirse cómodo contra el Iberostar Tenerife y sacar acciones de ventaja sobre el rival. Ahí, cuando más se sufría, llegó el turno para los valientes, los que se dan un golpe en el pecho y cargan para levantar y mantener al alza al equipo.

Para manejar todas esas situaciones la experiencia es un grado sobre el parqué. Donde no puede llegar directamente la mano del entrenador aparecen sus extensiones en la pista. Esa herramienta de Aíto García Reneses quedó fijada en el derbi en dos nombres: Albert Oliver y Eulis Báez. La pareja acarreó con la gestión de las emociones del equipo sobre la pista cuando más complicado parecía todo para el Herbalife y la sombra de la primera victoria del Canarias en suelo grancanario caía en Siete Palmas.

Uno, para dar criterio al juego en ataque; el otro, para poner garra y corazón en defensa. Juntos empezaron a encaminar el partido en el tercer cuarto de un choque complicado y pegajoso para el Granca. El Iberostar lo tenía claro: aplicarse en defensa y buscar jugadas cómodas en ataque enredando a la defensa claretiana era la opción elegida. Algo que le fue bien durante gran parte del partido al equipo de Txus Vidorreta.

En esos momentos delicados Albert Oliver puso la administración del tiempo. Más o menos acertado, siempre está. La baja de Kevin Pangos ha otorgado toda la responsabilidad al base de Tarrasa. Una lesión que desde el 6 de enero se ha convertido en una condena para el Herbalife remendada gracias a su entendimiento del juego. Porque aunque resulte recurrente sacar sus 37 años, es necesario mostrarlos para subir el valor de cada una de sus acciones. Algo despistado en defensa, en el momento en el que su tono subió también lo hizo el del equipo. Todo con otra nueva exhibición de fundamentos y movimientos sobre el parqué que traspasan la edad y se queda en algo que muy pocos poseen: el talento. Sus 18 puntos y tres asistencias lo auparon a ser máximo anotador y mejor valorado del partido.

Un galardón que tuvo que compartir con Eulis Báez -14 puntos, seis rebotes, cuatro asistencias-. Su tapón a Sekulic en el último cuarto del partido, cuando el montenegrino se disponía a lanzar un triple desde la frontal para colocar a su equipo a cuatro puntos (79-72) levantó al Arena. Una acción que contagió el afán de victoria de las dos partes. Sentimientos, valores y actitudes que no se pueden comprar. Una lección de cómo saber aparecer y ser útil para todos cuando la mano tiembla.

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