El Atlético de Madrid recondujo su partido contra el Eibar con una reacción imponente con el 0-1, directo a la remontada, transformada con dos saques de esquina de Koke y dos cabezazos del uruguayo José María Giménez y Saúl Ñíguez, y completada con el gol número 100 de Fernando Torres con el conjunto rojiblanco (3-1).

Así sigue el club colchonero la estela del liderato del Barcelona, en un choque en el que muy pocas veces un gol tuvo un efecto tan dañino para el autor, el Eibar, y tan positivo para el receptor, el equipo madrileño, que se adueñó entonces del partido, de la victoria y de tres puntos fundamentales en su persecución del bloque culé.

El Atlético no funcionó en el primer tiempo. Reinventado desde el once por las bajas de futbolistas claves en su esquema, exigido por la intensidad y la presión en medio campo del Eibar y sin precisión, nunca logró el partido que quería en el trayecto hacia el descanso, un ejercicio repetitivo de pelotazos, rechaces y segundas jugadas.

Ambos conjuntos estuvieron embarullados en una batalla más de fuerza que de talento.