El Sevilla será el rival del Barça en la final de la Copa tras empatar a dos goles en Balaídos ante un Celta de Vigo que, pese al (4-0) de la ida, soñó con remontar lo imposible con el doblete de Iago Aspas, al que enterró un regalo de Planas que originó el primer gol sevillista, obra del argentino Éver Banega.

El Celta se encomendó al aliento del celtismo para obrar el milagro de remontarle cuatro goles al equipo de Unai Emery. Con un fútbol eléctrico y una exhibición de entrega, los futbolistas de Eduardo "Toto" Berizzo dominaron a un Sevilla que, cierto es, no pasó demasiados agobios en el primer acto.

Con las líneas muy juntas y un centro del campo muy solidario en la presión, los jugadores sevillistas lograron contener el empuje inicial del Celta. Es más, la eliminatoria se pudo acabar a los cuatro minutos, cuando Krohn Dehli, tras una pérdida de Aspas, estrelló su disparo en el lateral de la red de Rubén.

El Celta dominaba pero carecía de profundidad. Guidetti, Aspas y Orellana eran incapaces de librarse de la asfixiante presión de los defensas rivales. Hasta que sobrepasada la media hora, Aspas abrió para Orellana, éste encaró al defensa y sacó un centro raso que Aspas, llegando en carrera, finalizó en el segundo palo para castigar a su ex equipo. Un tanto de picardía.

El gol aportó oxígeno al Celta, necesitado de un descanso tras realizar un tremendo desgaste físico, e hizo reaccionar al Sevilla, que volvió a tener antes del intermedio una inmejorable ocasión para finalizar con su sufrimiento: el cabezazo de Iborra se marchó rozando el poste.

Recuperó fuerzas el equipo gallego y en la reanudación volvió a encerrar al Sevilla, cada vez más nervioso. Guidetti y Aspas pudieron aumentar ese nerviosismo pero fallaron en inmejorable ocasión. El asedio era continuo. Y poco después Aspas aumentó el sueño del celtismo. Quedaban 36 minutos para culminar la hazaña.

Emery empezó a temer por la eliminatoria y movió ficha. Retiró a Iborra y metió a NZonzi para tener más músculo en el centro del campo. No lo necesitó. Un regalo de Carles Planas en un saque de banda lo explotó Banega, con mucha calidad, para finiquitar el pase de su equipo a la final de mayo.

Balaídos enmudeció y ni siquiera un inexistente penalti señalado por Martínez Munuera de Rico sobre Guidetti levantó al Celta: el disparo de Wass se fue al poste.

El gol del internacional argentino fue un palo demasiado grande para un Celta que se despide de la Copa con la sensación de haberle regalado el pase a la final al Sevilla, al que no logró ganar en ninguno de los tres episodios de esta "trilogía" -dos de Copa y uno de Liga-.

Duelo inédito por la corona

El Sevilla, que en mayo se enfrentará con el Barça en la final de la Copa en cartel hasta ahora inédito, ha disputado sin embargo otras tres finales frente al conjunto azulgrana, de las cuales ganó la primera y perdió las dos siguientes.

El único título levantado por el Sevilla contra el Barça llegó en agosto de 2006, cuando ganó la Supercopa de Europa (3-0) en Mónaco, en un encuentro en el que los goleadores fueron Renato, Kanouté y Maresca. Ahora, se cruzan, aún sin destino fijado, siendo el Calderón el feudo con más opciones.