José María Padrón Hernández (Santa Cruz de Tenerife, 25 de mayo de 1972), Chema, iba para figura del voleibol, un deporte que "desde que tenía siete años me encantaba" y que comenzó a practicar en una de las cunas de esta modalidad en Tenerife: el Colegio Cisneros, en La Cuesta.
"Recuerdo que todos los días veía desde la ventana de mi clase a los que entrenaban voleibol y yo quería jugar", rememora Padrón. "Como no podía entrar a practicarlo hasta que no tuviera ocho años, por las normas del colegio, también recuerdo cuando mi madre me venía a buscar y yo estaba dándole toques a una pelota de plástico contra la pared. Esos fueron mis primeros entrenamientos, por llamarlos de alguna forma", señala este colegiado, internacional en voley playa y de categoría nacional en voleibol pista, que se dedicó al arbitraje -aunque también es titulado nacional como entrenador-, porque debió dejar la práctica activa con apenas 23 años, por mor de unas lesiones en su rodilla que no le permitieron continuar adelante.
Y ese tesón que tenía como jugador, tanto en el Cisneros como en el Orotava, los equipos en los que jugó, le llevaron a superarse cada día en el arbitraje, que ahora es su pasión, hasta el punto de ser designado para acudir, en 2004, al curso internacional. Ahí debió elegir entre la pista y la playa, y se decidió por esta última. "Me gusta más pitar en la playa que en la pista, porque sobre la arena estoy en mi salsa", indica el tinerfeño.
Segundos Juegos Olímpicos
Y como todo esfuerzo tiene su recompensa, al de Santa Cruz le ha llegado ésta ahora en modo de "cumplir un sueño", con su convocatoria para dirigir encuentros durante los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
"El sueño como tal ya lo cumplí cuando estuve en Londres 2012. Unos Juegos es lo máximo a lo que aspira cualquier deportista, y yo no iba a ser menos. Fue algo indescriptible cuando recibí la citación hace cuatro años y fui a Londres. Ahora, en estos primeros días de febrero, me ha pasado algo parecido. Ha sido un subidón total. Voy a estar en otros Juegos, en Río, y entonces volví a recordar, como antes de Londres, como si fuera una película que pasa por delante de tus ojos, aquellos inicios en el Cisneros y todo lo que ha ido llegando después", señala con cierta dosis de emoción el colegiado tinerfeño.
"Que el árbitro es un deportista frustrado supone un insulto fácil", repetía José María, como ya hiciera el pasado verano en una entrevista con LA PROVINCIA/DLP. "Lo dije entonces y lo digo ahora. Nosotros, los árbitros de cualquier disciplina, somos también deportistas y sentimos con una convocatoria de este tipo lo que pudiera sentir cualquier otro directivo, masajista o jugador que acuda a una cita de esta envergadura. Es lo máximo a lo que se puede aspirar. Y ahora cumplo el sueño por segunda vez. A cada cita importante que acudo me pasa igual", añadía.
José María ya tiene experiencia en la alta competición del voley playa, no en vano cuelga a sus espaldas su participación en cuatro campeonatos del Mundo -Noruega 2009, donde dirigió una de las semifinales; Roma 2011, donde fue el encargado de pitar la final; Polonia 2013, en el que asimismo dirigió una de las semifinales; y Holanda 2015, cita en la que volvió a ser designado para arbitar la gran final-; ocho campeonatos de Europa; y 32 pruebas del circuito Mundial -justamente en estos días se encuentra en Irán en una de ellas y, hasta los Juegos, estará en otras cuatro pruebas: Río de Janeiro, en marzo; Moscú, en mayo; y Alemania y Polonia, en junio-.
El colegiado tinerfeño compagina el arbitraje internacional en voley playa con la dirección de partidos de la Superliga, tanto masculina como femenina, en la competición doméstica española -"además de los partidos que me echen en las islas", indica-, con su profesión de arquitecto técnico -lo que antiguamente se conocía como aparejador-, desempeñándose en una pequeña empresa de su propiedad que se dedica a realizar todo tipo de reformas.
El único pero que pone José María a su pasión por el voleibol y el voley playa, es el poco tiempo que le resta para dedicar a la familia. Casado con Vanessa Déniz, una monitora de Pilates grancanaria afincada en Tenerife, no tienen hijos, y señala que "ella es la que sufre mis ausencias, porque no puede desplazarse conmigo. Es normativa internacional que debemos acudir solos a los eventos, así consta en los contratos que firmamos cada año con la Federación Internacional, porque debemos estar en disposición de realizar cursos, reuniones, simposios y un largo etcétera que apenas nos deja tiempo para poco más".
José María será el único árbitro español en la cita de Brasil, a la que acudirán un total de 16 colegiados, cuatro de ellos europeos, pués además de él irán un suizo, un griego y un italiano.
"No sé cuantos canarios más estarán en la cita de Río en cualquier disciplina, pero me gustaría que fueran muchos. Aún restan muchas plazas por decidirse y deseo toda la suerte del mundo a los que están compitiendo por alguna de ellas para que la logren", finalizaba, regocijado, José María Padrón,
