Un tanto del uruguayo Edinson Cavani, cuatro minutos después de ingresar en el césped, colocó ayer al París Saint-Germain con ventaja en los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Chelsea (2-1) que se resolverán en Stamford Bridge el 9 de marzo.

El charrúa, que parece haber perdido el favor de su técnico, aprovechó una genialidad del argentino Ángel di María para superar en el mano a mano a Thibaut Courtois, y colocar con ventaja a los franceses, más dominadores en el campo.

El resultado supone, además, la primera derrota del Chelsea desde que el holandés Guus Hiddink sustituyó en el banquillo a José Mourinho. Pero los ingleses ya saben lo que es remontar un resultado negativo contra el PSG en su estadio, algo que hicieron hace dos años en cuartos de final. El año pasado fueron los galos quienes en octavos consiguieron superar la eliminatoria.

Había en París ambiente de favoritismo, un rol que no suele aceptar fácilmente el conjunto de Laurent Blanc, bisoño en Europa, su horizonte preferido en una temporada en la que en su país no encuentran rival a su medida.

Quizá por ello salieron los franceses en tromba, directos a la portería de Courtois, con las líneas avanzadas, listos a dar el zarpazo definitivo a la fase ante un Chelsea que recupera el color pero que aún parece lejos de ser un grande.

El PSG arrinconó a los londinenses de la mano de un Lucas pletórico, rápido y preciso, peligroso para la defensa adversa, dispuesto a aprovechar los minutos que le deja Cavani. El brasileño parece demostrar a sus 23 años la calidad que anunciaba su llegada hace tres a las riberas del Sena.