El jueves, casi ya en la madrugada, cuando la guagua que transportaba a la expedición del Herbalife Gran Canaria partía desde el Coliseum de La Coruña hacia el hotel donde se hospeda, la charanga que acompaña al Baskonia por medio mundo empezó a entonar los acordes de Mi gran noche de Raphael, una canción que sirve como leitmotiv, el tema conductor, de la Copa del Rey de baloncesto. "Qué pasará, qué misterio habrá; puede ser mi gran noche", como apunta la cantinela, sacude la espina dorsal de los cuatro semifinalistas, cuatro equipos que buscan el título de campeón como cuatro pendencieros que trasnochan en busca de la penúltima copa, de un milagro. Y ahí, en ese grupo tan selecto del baloncesto español, anda el Herbalife Gran Canaria, que hoy (18.00 horas, Teledeporte) se jugará con el Dominion Bilbao una plaza en la gran final de la Copa.
Al Granca, tras hacer saltar la banca el jueves al derrotar al Valencia Basket de los récords -líder de la Liga Endesa con 18 victorias en 19 jornadas y capaz de ganar los primeros 28 partidos oficiales que disputó esta temporada-, le toca ahora digerir su gesta, manejar el vértigo de las alturas y, sobre todo, masticar a un rival duro como una roca. "Será, será esta noche ideal, que ya nunca se olvida ; podré reír, y cantar y bailar; disfrutando la vida", anuncia Raphael en una de sus estrofas. El Dominion Bilbao, que dos horas antes de que el conjunto claretiano dejara en la cuneta al Valencia eliminó al FC Barcelona Lassa, es un señor equipo: octavo en la clasificación de la ACB con 10 encuentros ganados en 20 semanas de competición, con jugadores de primer nivel como Clevin Hannah, Raül López, Axel Hervelle, Álex Mumbrú , Dairis Bertans o Georgios Bogris y habitual ya entre la aristocracia del básquet patrio.
Con Sito Alonso -que fue ayudante de Aíto García Reneses en el Joventut de Badalona- al mando, el Dominion Bilbao es un equipo equilibrado hasta el extremo. No concede un respiro en defensa (concede 79,4 puntos por partido en la Liga Endesa), es sólido de principio a fin -el jueves no permitió ni un segundo de tregua a un Barça remolón- y en ataque tiene suficientes piezas para hacer un descosido al primer rival que se cruce en su camino. "Caminaré abrazando a mi amor; por las calles sin rumbo; descubriré que el amor es mejor cuando todo está oscuro" reza Mi gran noche y, a veces, así se mueve un Dominion Bilbao, un grupo en el que Hannah aparece en el horizonte como el termómetro ideal para medir al conjunto vasco: si el base de Rochester mueve a sus compañeros, que tiemble el mundo.
Hacía 18 años que en la primera ronda de la Copa del Rey no caían dos cabezas de serie. Esa hazaña la firmaron el jueves, de manera conjunta, Herbalife Gran Canaria y Dominion Bilbao, dos equipos que nunca han cruzado la última frontera hacia la final del torneo. "Y al despertar ya mi vida sabrá; algo que no conoce", reza Mi gran noche y hoy uno de los clubes hará historia. Manejar esa presión figura como una de las claves entre dos conjuntos que se conocen bien, tanto que el pasado fin de semana se cruzaron en la ACB en un partido disputado en el Gran Canaria Arena.
El domingo pasado se impuso el Granca (91-85). Y para ganar al Dominion Bilbao, la escuadra que dirige Aíto García Reneses tuvo que hacer de todo. Con ese recuerdo miden en el conjunto claretiano a un rival al que también se impuso en la primera vuelta, en el País Vasco, por 26 puntos de diferencia (59-85). Ninguno de esos dos precedentes -sobre todo el primero- hacen bajar la guardia al Herbalife Gran Canaria que, con todas sus piezas en perfecto estado de revista, se cita hoy con la historia. Semifinalista de Copa y Liga en 2013, subcampeón de la Eurocup el año pasado, el equipo amarillo sigue empeñado en derribar barreras y superar límites. La final, en el Coliseum de La Coruña, le espera. "Qué pasará, qué misterio habrá; puede ser mi gran noche". Que no pare la música. Que siga el baile. Y que el Granca marque el son.
