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Baloncesto Copa del Rey La Coruña 2016 (semifinales, la contracrónica)

Un equipo llamado milagro

Los amarillos vuelven a firmar una remontada imposible

Un equipo llamado milagro

El partido estaba perdido. El Granca caía sin ideas ni respuestas por 19 puntos, 55-36, con algo más de cuatro minutos por jugarse del tercer cuarto. El imaginario amarillo regresó entonces a las decepciones del pasado. Aquellas eliminatorias sin opciones ni honor en la derrota. Más de uno llegó a apagar el televisor para darle un paseo al perro, el único compañero fiel al que llorar las penas y contarle que otra vez habíamos caído a las puertas de la gloria. Pero no, esta vez no. El Herbalife Gran Canaria es, en una Copa para recordar de por vida, un equipo llamado milagro.

El conjunto que dirige Aíto García Reneses es un equipo de momentos y sensaciones. Así ha sido durante las dos últimas temporadas. Los amarillos juegan, sufren, van a remolque y, de pronto, despiertan para desplegar todo el carácter y el poderío que esconde y ganar partidos desde la épica. Se ha visto una y otra vez en la Eurocup, con predominio de finales ganadores, y también en la Liga Endesa. El maestro de los banquillos españoles otorga toda la responsabilidad del juego de ataque a la capacidad creativa del jugador. Sin apenas pizarra, sin más estrategia que la iluminación del momento. La táctica es atrevida y arriesgada, pero la gloria es de los que arriesgan.

Este convierte a los claretianos en una máquina de jugar al baloncesto hermosa cuando está inspirado y bien afinado, como demostró el jueves en ese segundo cuarto para la historia en el que barrió de la cancha al Valencia Basket de Pedro Martínez con un parcial 0-21 y que entró directamente y por derecho en el top-5 de mejores momentos en la historia claretiana. Pero, al contrario, se transforma en un instrumento pesado y arrítmico cuando no encuentra fluidez, ideas ni soluciones en su juego. Por este motivo el techo en el futuro inmediato del Granca se encuentra en la habilidad que demuestre a la hora de extender sus momentos buenos y minimizar los malos. Porque lo que es seguro es que los amarillos y sus seguidores viven inmersos en una montaña rusa que ya quisiera el Hollyday World.

Los dos primeros cuartos fueron un claro ejemplo de las dos caras que tiene el Granca. El segundo parcial fue negativo con demasiados errores y muy pocos aciertos, lo propio de un equipo atenazado, que recordó por momentos a esa derrota sangrante ante el Valencia en el precedente de semifinales que se dio en Vitoria contra el Valencia Basket. Existen otras muchas. Sin embargo, la inmensa mayoría de estas decepciones se dieron contra rivales de mayor presupuesto y mejor plantilla. Este no era el caso y quizá por eso el aficionado le dolía ver la imagen que estaba dando en el Coliseo de Coruña. de tanto ceder el favoritismo al rival acabó por creérselo.

El tercer cuarto comenzó peor. El primer punto de los amarillos llegó cuando se habían consumido ya cuatro minutos y tuvo que ser desde la línea del tiro libre. Pesaban las piernas y se fallaba absolutamente todo, incluso antes de ejecutar un lanzamiento o un tiro a canasta. El problema era claramente mental. El equipo de Sito Alonso no es mejor que el Granca. Lo demuestran las tres victorias de renta en la liga.

Pero apareció Albert Oliver para rescatar a su equipo. El rookie de mayor edad de la historia del basket cambió la dinámica desde la valentía. Pablo Aguilar, clave en la gesta de cuartos, firmó siete puntos consecutivos. Savané, el emblema y el escudo, cerró el aro propio. Tapones para cerrar bocas. Y Salin despertó sobre la bocina para dejar a los amarillos siete abajo y un mundo por jugarse. El Granca vive instalado en el ejercicio del volver a empezar. Nunca se rinde. Lo tiene prohibido. Y toda la presión pasó a los jugadores de Sito.

Y para acabar de redondear la gesta apareció el capitán dominicano. Reclamando balones y protagonismo, se lo dijo a su entrenador tras ganar al Valencia. Así lo captaron las cámaras. "Coach, tienes que ponerme a jugar a partir del minuto 20". Primero un triple milagro en un balón perdido y después una jugada en la que capturó dos rebotes y acabó anotando el triple definitivo. Remontada.

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