El Herbalife Gran Canaria pareció eliminado en un sinfín de ocasiones durante esta Copa del Rey. En cuartos de final el Valencia Basket le tuvo 28-16 en el segundo parcial y 67-57 en el inicio del último período. En semifinales el Dominion Bilbao fue un paso más allá y llegó a ir ganando por 19 puntos en la mitad del tercer cuarto. Y el más difícil todavía llegó en la final contra el Real Madrid, uno de esos rivales tan potentes que adquieren ventajas enormes sin anestesia.
Y así fue durante varios momentos del choque ya que tanto en el primero como en el segundo cuarto llegó a superar al Gran Canaria por 10 puntos. Pero el Herbalife se mueve como nadie en ese alambre en el que los partidos parecen a punto de romperse. Al equipo claretiano nunca hay que darle por muerto. Lo sabe toda la ACB, todo el baloncesto europeo y por supuesto el Real Madrid. Estaban avisados después de lo que habían presenciado en La Coruña.
Sin embargo, volvió a ocurrir. Tras esas desventajas el Gran Canaria remontó y llegó a ir ganando durante varios minutos del tercer cuarto. Fue la primera resurreción. Pero el Real Madrid es mucho Madrid. Sergio Rodríguez, Jaycee Carroll, KC Rivers, Felipe Reyes y Gustavo Ayón se pusieron las pilas para encadenar unos cuantos triples y rebotes ofensivos con los que ganaron el partido una vez más. Un mate del mexicano a falta de dos minutos ponía un 70-82 que parecía definitivo.
Pero solo lo parecía, porque el Gran Canaria volvió a redefinir el concepto de casta y coraje. Aíto García Reneses pidió tiempo muerto y ordenó una jugada que salió a la perfección: saque de banda de Oliver para Eulis Báez, que bloquea a su defensor y se la entrega para que lance de tres. El base no falla, triple rápido y a nueve.
Recuperó el balón Xavi Rabaseda y en un contragolpe fallaron dos triples seguidos Sasu Salin y Eulis Báez. Pero el catalán volvió a robar la pelota, se la entregó a Sasu Salin, que se la devolvió y Rabaseda puso al Gran Canaria a seis. Quedaban un minuto y cuatro segundos y Laso, con el susto en el cuerpo para todos los jugadores del Real Madrid, pidió tiempo muerto.
El entrenador blanco se pensó en la jugada, puso en cancha a Llull y Báez hizo falta a Ayón. El mexicano solo anotó un tiro libre y Oliver corrió. El base aprovechó que todo el Madrid esperaba un triple a la desesperada y se fue hasta la cocina para anotar una bandeja. Quedaban 52 segundos y Aíto pidió tiempo muerto.
Llull y Maciulis, que entró a cancha para asegurar ante una posible falta, fallaron dos tiros seguidos y Oliver volvió a correr. Encontró a Rabaseda abierto y el alero puso el 81-83.
Restaban 16 segundos y el Madrid lo tuvo claro: balón a Sergio Rodríguez. El Granca evitó hacer falta pero a tras correr demasiados segundos Oliver le hizo falta. El tinerfeño anotó los dos pero le dio tiempo a Pablo Aguilar de lanzar un triple para poner a los amarillos a uno. No entró, pero el Herbalife ya había elevado un poco más, si se podía, su nivel de orgullo. Es el equipo de las mil vidas.