El pasado día 13 falleció, en nuestra ciudad, Carlos Creus Canals, referente de este deporte en la Isla a la que llegó, en el año 1971, al servicio militar y que nunca más abandonó.

Carlos tenía dos grandes pasiones a las que dedicó toda su vida: una, el Hockey y, otra, sus tres amores, sus hijas Nayra y Hiurma y su exesposa, María Elena de Rada, que le acompañaron en el adiós definitivo. Jugó en el Claret junto a Bello, Barrameda, Ramos, Dominguez, Luján, Quico, Caballero, Heredia, junto al también fallecido, Julio Marrero y otros jóvenes que se fueron incorporando. Cuando las viejas glorias se fueron retirando, Carlos cogió el testigo y continuó jugando en el Patín Las Palmas, Olimpia, Vigorelli.

Más tarde probó en el hockey sobre hielo y, también, en patines en raya. Todo ello, hasta que hace poco menos de un año enfermó y lo tuvo que abandonar todo. Siempre disfrutó del reconocimiento de todos sus compañeros, por su calidad en el juego, su entrega, su amistad y sencillez.

Fue el tercero de los catalanes que vinieron a la Isla y dejaron huella; el primero fue el internacional español, Gallén, al que supo aprovechar, entonces, el capitán Telo para introducir este deporte en la Isla, época gloriosa en la que el neófito Patín Claret ( año 1958 ) quedó subcampeón de España, en categoría juvenil. Posteriormente, en torno al año 1970, se vuelven a reunir aquellos jugadores y reactivan de nuevo el deporte, compitiendo con el Patín Aviación de Suarez, Ronda; el Pepsi-Sansofé de los hermanos Naranjo, los Marrero, Godoy; el Patín Schamann de Melían, Bruquetas, Pedro, Paquito, Enrique y el Club Victoria que incorporó a otro catalán, Badía, reforzando aquel equipo de Prada, Manolín Moreno (fallecido), David Roma, los hermanos Cabrera, Quesada. Y más jugadores como Lubillo, Yoko, Nando, Octavio e Ilde Bello?

Carlos Creus se integró rápidamente, en este mundo del hockey, antes de inaugurarse la Pista de San Román, compitiendo en el viejo patio del colegio de la calle Rabadán y en pistas cubiertas de la península.

Todos los compañeros que se enteraron de su fallecimiento, fueron desfilando por el tanatorio manifestando su condolencia a sus hijas y exesposa y comentando, entre ellos, la conveniencia de reunir a toda la familia del hockey, con el objetivo de dejar un buen recuerdo a las generaciones futuras.

Descansa en Paz, Carlos.