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El Granca suda tinta china

El CSP Limoges exige el máximo al equipo de García Reneses y firma una victoria improductiva (77-78)

Al Herbalife Gran Canaria, con todo a favor -17 puntos de ventaja-, convertido en un cohete en 2016 -14 victorias en los primeros 18 partidos del año-, anoche le tocó sudar tinta china para rematar la faena ante el CSP Limoges y colarse en los cuartos de final de la Eurocup -ronda donde le espera el Stelmet Zielona Gora, que ayer hizo saltar la banca al eliminar al Unics Kazan-. Después de ganar en el partido de ida (65-82), el equipo de Aíto García Reneses se topó anoche con un rival bravucón, que por momentos dio miedo en el Gran Canaria Arena y que al final, solo cuando ya era un imposible, aceptó la rendición -no sin antes, como premio de consolación, sellar un triunfo (77-78) inútil-.

El 12 de febrero, tras conocer el cruce de octavos de final de la Eurocup ante el Herbalife, el CSP Limoges colgó en su página web una viñeta en la que se podía ver a un canario enjaulado mientras un toro -la mascota del equipo francés ya se imaginaba en la siguiente fase del torneo continental-. La realidad, tres semanas después, puso las cosas en su sitio, todas dispuestas en un escenario diferente: al Granca lanzado hacia la siguiente fase y al campeón galo en la cuneta.

Para llegar hasta ese punto, pese al parcial firmado en el partido de ida (65-82) que permitió al conjunto que entrena Aíto García Reneses contar con 17 puntos de ventaja, el Herbalife trabajó duro anoche para resolver el pulso a su favor. Al CSP Limoges le salió el orgullo de aristócrata con abolengo -fue campeón de la Euroliga en 1993- y en un santiamén formó una buena pelotera en el Gran Canaria Arena al ritmo anotador de Boungou-Colo, Will Daniels y Ali Traoré.

El incendio fue real y generó un punto de pánico en las filas amarillas. Siete minutos después del salto inicial, el CSP Limoges ganaba por 11 puntos de diferencia (11-22). Para levantar esa renta y generar dudas en el bando claretiano, el conjunto que entrena Dusko Vujosevic convirtió el aro rival en una piscina de dimensiones olímpicas, al cerrar el primer cuarto con 24 puntos anotados -entre Boungou-Colo (8), Daniels (6) y Traoré (6) se repartieron 20 puntos-, y fue, sobre todo, más intenso que un Granca que a esas alturas aún se dejaba llevar por la ventaja obtenida en Francia hace una semana.

Para contrarrestar ese punto superior de energía del CSP Limoges, García Reneses puso con celeridad en la rueda de cambios a Xavi Rabesada. A los tres minutos de partido, el alero catalán ya estaba colgado del hombro de Boungou-Colo con una tarea clara: contener al jugador de Brazzaville y contagiar de intensidad a un equipo que, con el trabajo encarrilado, se topó con más dificultades de las esperadas para resolver la tarea. Poco a poco, con el pico y la pala, el Herbalife se abrió diferentes caminos para contener a un adversario mejor de lo que aparentó hace una semana en Francia.

Pangos atemperó el ritmo del juego hasta dar con la velocidad adecuada para el Granca. Bajo el orden y la simetría del base canadiense, el equipo claretiano encontró herramientas para atar en corto al Limoges: un triple de Salin por aquí, un 2+1 de Omic por allá, una racha en el perímetro de Newley por aquí, el empuje de Rabaseda por acá. Con todo eso y un inmenso trabajo de intendencia, el conjunto amarillo logró controlar al campeón francés antes del descanso.

Tres triples al hilo, uno detrás de otro -Newley, Aguilar y Newley otra vez- dieron al Herbalife la primera ventaja del partido (29-26, min. 13) desde el 2-0 inicial -obra de Omic-. Desde ese punto en adelante, el encuentro se deslizó por el tiempo a base de tirones. El CSP Limoges, pese a la reacción local, se negó a entregar la cuchara hasta el momento evidente. Y al Granca, con el trabajo aún pendiente de remate final, le tocó remar sin reservas.

Más madera

Ajustados algunos detalles, con Newley picado con Boungou-Colo y Omic empeñado en percutir por la zona, el Herbalife cruzó el descanso con todo a favor: 42-42 en el marcador, 17 puntos de ventaja en el bolsillo y el futuro de color de rosa. De esos tres elementos del botín, la escuadra claretiana entendió poco después que dos eran una certeza y uno era una quimera. Inasequible al desaliento, el CSP Limoges dio aún más guerra en la segunda parte del duelo.

Un parcial 0-8 (44-52, min. 25) planteó al Granca otro problemón para lo que quedaba de noche. En ese momento se jugaba a lo que quería -y , en concreto, como quería- Bo McCalebb, que flotaba sobre el parqué. El CSP Limoges, con el escolta de dulce, se dejó guiar en busca del campanazo, hazaña que pese a la diferencia que debía enjugar y el poco tiempo que le restaba en el crono, llegó a divisar al final del camino.

Al inicio del último cuarto (min. 30), el conjunto galo ganaba por siete puntos de diferencia (54-61, tras una canasta de Ali Traoré). Con diez minutos -un mundo- por delante, el CSP Limoges se encomendó al talento individual para intentar un último asalto. Con ese plan, McCalebb entró en ebullición y con dos triples en las narices de Pangos puso al Herbalife nueve abajo (61-70, min. 35).

En un momento tan delicado, sin margen para el error ni para dar un paso en falso, el Granca mantuvo la calma: buscó la quinta falta personal de Traoré, se volcó el ataque sobre la pintura para sacar petróleo con Omic, tiró de inteligencia para sacar rédito del bonus de faltas galo y encontró a Pangos -anotó dos triples clave, (77-75)- para obtener algo de paz y colarse en los cuartos (77-78).

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