Al Herbalife Gran Canaria se le notaba incómodo. Hasta entonces no había sido una mañana agradable. Si alguien esperaba un domingo de vino y rosas, el pronóstico resultó erróneo. Del todo. Entre Facundo Campazzo y Vitor Faverani, en plan Zipi y Zape, se habían juntado para montar un buen pollo sobre el parqué. Entre los dos, a esas alturas del duelo, se habían combinado en ataque para sumar 36 puntos y, sobre el acierto de ambos, el UCAM Murcia levantaba un triunfo parcial al inicio del último cuarto (63-64, min. 32, tras dos tiros libres anotados por Antelo). Fue entonces cuando el Granca, como si estuviera harto de tanta insolencia, se desperezó como un oso después de varios meses de hibernación. Se estiró, bostezó un poco, gruñó en voz alta, soltó un par de zarpazos y puso fin a tanta tontería: firmó un parcial 20-2, se llevó por delante al rival (87-75), sumó su victoria número 15 del curso en la Liga Endesa y pegó un acelerón hacia el Playoff por el título -cuatro triunfos de ventaja sobre el Unicaja Málaga, noveno en la clasificación-.

Ganó el Herbalife como y cuando quiso ante un UCAM Murcia intenso, que durante muchos minutos se puso bravo y que a ratos incluso fue de largo mejor que el conjunto de Aíto García Reneses. En un duelo de máxima exigencia, el grupo que entrena Fotis Katsikaris cayó en su propia trampa: fue tan al límite, marcó un ritmo de juego tan vehemente, que no midió bien sus propias fuerzas. Ante un Granca que funciona como un rodillo, a pleno rendimiento durante 40 minutos con una rotación de once jugadores capaces de producir en todo momento -sumaron 106 puntos de valoración entre todos-, el UCAM se quedó corto, tanto que le sobraron ocho minutos del partido -los últimos- en los que fue un juguete en manos de un Herbalife feliz a la carrera entre transiciones rápidas y capaz de castigar como un martillo pilón cada error -una pérdida de balón, un mal ajuste defensivo- del cuadro visitante.

Antes de aceptar la rendición del UCAM Murcia, un adversario al que ya superó 71-75 en la primera vuelta -detalle que deja el basketavarage a favor de la escuadra amarilla y despeja un poco más su camino hacia las eliminatorias finales-, al Herbalife le tocó remar mucho y fuerte para apuntarse otra victoria. Con las pulsaciones a ritmo bajo tras un insólito periodo de siete días de parón -sin partido de la Eurocup entre semana- y más pedante de la cuenta ante un contrincante en teoría inferior, cuando el Granca se dio cuenta de qué iba la historia ya tenía un problema serio que solucionar. Campazzo, en plan atómico como en sus tiempos del Unión Eléctrica de Córdoba (Argentina), marcó el ritmo desde el salto inicial y a partir de ese momento, en el Gran Canaria Arena, se jugó a lo que quiso el pequeño base cedido por el Real Madrid.

A la pintura

Con Campazzo al mando, el UCAM Murcia percutió sobre la pintura. Alen Omic cometió dos faltas personales en un pis pas y al equipo de Katsikaris se le abrió, de par en par, una autovía por la que buscar la canasta defendida por el Granca. El técnico visitante, en un contexto tan favorable, puso en pista a Faverani y al conjunto claretiano no le quedó otra que saber encajar. Un parcial 2-7, levantado tras un triple de Kelati y cuatro puntos consecutivos del pívot brasileño -de regreso en la ACB tras su aventura en la NBA enrolado los Celtics de Boston-, puso en órbita al UCAM Murcia (12-18, min. 8), en todo momento más intenso y más centrado que un Herbalife que aún buscaba su lugar en el mundo la mañana de un domingo cualquiera.

Para contener a Faverani, solo en el primer cuarto, García Reneses probó con todas las opciones posibles que le permitía su juego de pívots: con Omic condicionado por las faltas, primero puso en pista a Savané -muy productivo en ataque; acabó el duelo con ocho puntos (4/5 en tiros de dos)- y luego probó con Anzejs Pasecniks. Ninguno pudo frenar al cinco brasileño, que cerró el primer periodo desatado: con ocho puntos anotados y como líder de un UCAM Murcia capaz de imponer todas sus condiciones de juego en el Gran Canaria Arena (15-24, min. 10). Pero a partir de ahí, ya nada fue igual para el combinado que dirige Katsikaris: su segunda unidad -con Cabezas, Benite, Rojas, Radovic o Lishchuk en pista- no punto mantener el ritmo y los árbitros establecieron un criterio menos permisivo a la hora de castigar los contactos.

Todo eso mermó al UCAM Murcia ante un Herbalife desatinado -6/13 en tiros de dos (46%), 0/4 en triples y 3/9 en tiros libres (33%)- a esa altura del duelo. Un parcial 7-0, al arranque del segundo cuarto -con puntos de Omic, Pangos y DJ Seeley- anunció el cambio de tercio en el envite. Poco a poco, a base de mucho trabajo de intendencia, algunos detalles de talento y ponerse a la altura del rival en cuestión de actitud e intensidad, el Granca recuperó el pulso. Fue DJ Seeley el encargado de desatascar al equipo claretiano en ataque. El escolta de California anotó el primer triple amarillo (min. 17) y el Herbalife se transformó en una máquina de anotar que parecía moverse a los acordes del Toque a degüello: un parcial 16-4 le dio su primera ventaja en el marcador (37-36, min. 18) y le disparó en el marcador camino del descanso (47-40, min. 20, con 24 anotados entre Campazzo y Faverani).

La reanudación del partido pilló al Granca con la guardia baja: un parcial 0-11 volvió a poner en ventaja (47-51) a un UCAM Murcia pletórico a lomos de Campazzo y Faverani y exuberante a partir de una defensa tan agresiva como efectiva: dejó en 16 puntos al cuadro local en el tercer cuarto. Tras un intercambio de golpes y en medio de un tramo lleno de errores comunes, el partido entró en el momento decisivo, el último periodo, con todo por decidir y nada considerado como decisivo.

Y ahí, en el momento clave, en medio de la pista central del Circo, el UCAM Murcia se quedó sin gasolina. Aguantó en pie un instante. En un minuto, del 32 al 33, al equipo de Katsikaris le dio por tomar malas decisiones y el Granca le pintó en la cara un parcial 9-0 (72-64, min. 33). Poco después, (min. 36) perdió a Faverani por cinco faltas personales y ahí sí optó por izar la bandera blanca y entregarse sin condiciones ante un Herbalife sobrado (87-75).