La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) presentó ayer en París su Champions League, el torneo que pondrá en marcha desde el curso que viene y que pretende discutir el dominio de la Euroliga en el panorama del baloncesto continental. Una cita a la que no acudió el Herbalife, al igual que tampoco lo hizo el Valencia Basket ni el Unicaja Málaga. La asamblea de la ACB del próximo 4 de abril decidirá la postura común.

Tras la reunión de la semana pasada con Jordi Bertomeu, director ejecutivo de la Euroliga, los tres clubes acercaron posturas con el ente que organiza las dos mejores competiciones continentales -la propia Euroliga y la Eurocup-. En ella se prometió una plaza más de manera directa por méritos deportivos para los equipos españoles que no poseen licencia fija -Real Madrid, Barcelona y Baskonia son los clubes nacionales que la tienen- en el torneo a partir del curso 2017-2018.

Los movimientos de la Euroliga se han centrado en conseguir un buen grupo de equipos potentes que compita en la Eurocup como salto previo a la Euroliga. Las primeras sensaciones positivas tras la cumbre de la semana pasada de los equipos de la ACB, de la VTB -liga de los equipos del este de Europa con la presencia de los conjuntos rusos-, la liga alemana y la liga adriática ha restado fuerza al intento de rebelión de la FIBA. Incluso algunos franceses como el Asvel Lyon, propiedad de Tony Parker, estrella de la NBA, han dado la espalda a su propia federación nacional.