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Fútbol Adiós a una leyenda

La última víctima de Cruyff

El holandés era el capitán del Barça que derrotó a la UD en la final de la Copa de 1978 - Aquel fue su último título como jugador en España

Hernández junto al holandés antes de la final de Copa.

El 19 de abril de 1978, horas antes de que Franco Martínez -árbitro de recuerdo infeliz para la tropa amarilla- hiciera sonar su silbato para señalar el inicio de la final de la Copa del Rey entre el Fútbol Club Barcelona y la Unión Deportiva Las Palmas, Johan Cruyff estaba sentado en la boca de vestuarios del estadio Santiago Bernabéu. Desde la distancia del túnel presenciaba un partido entre juveniles que se disputaba antes de la gran cita y desde la bocana se reía junto a sus compañeros de equipo -como ajeno a la responsabilidad del momento-, mientras apuraba un cigarro -vicio que le provocó el cáncer de pulmón que ayer, casi 38 años después de esa escena, acabó prematuramente con la vida del genio holandés- .

Esa imagen, la de un Cruyff flemático y con un pitillo en la boca, es el primer recuerdo que muchos de los futbolistas de la Unión Deportiva presentes aquel día en el Bernabéu evocan cuando se les preguntaba por detalles de aquella final, de aquel partido en el que Las Palmas se quedó a un palmo de la gloria frente al Barça. Esa noche primaveral en Madrid, el conjunto azulgrana -con Rinus Michels de entrenador y jugadores como Migueli, Asensi, Rexach, Neeskens, Zuviría o Tente Sánchez en su alineación- ganó 3-1 al equipo amarillo y Johan Cruyff levantó su último trofeo de campeón como futbolista en España.

La Unión Deportiva, dirigida por Miguel Muñoz, se plantó en la final del Bernabéu tras eliminar al Sporting de Gijón en semifinales y después de dibujar, durante una década, fútbol de alto nivel mezclado con resultados excelentes. A base de juntar a futbolistas como Tonono, Guedes, Germán Dévora, Paco Castellano, Mamé León, Martín Marrero, Gilberto II, Felipe, Gerardo Miranda, Félix Marrero, Noly, Jorge Fernández, Hernández, Carnevali, Wolff, Brindisi, Morete o Maciel, Las Palmas durante diez años se convirtió en un grande de la Liga española.

La época dorada del club

Antes de plantarse en aquella final de la Copa del Rey de 1978, la Unión Deportiva peleó por el título de Liga con el Real Madrid hasta la penúltima jornada en 1968 -de la mano de Luis Molowny-, fue subcampeón un curso después, se coló en las competiciones continentales -Copa de Ferias y Copa de la UEFA- donde se batió el cobre ante rivales como el Torino, Hertha de Berlín, Slovan de Bratislava, Twente, Sloboda de Tuzla e Ipswich Town y fue admirada por su estilo de juego -de toque y combinación- en un fútbol ajeno a tanta sutileza con el balón.

La final de Copa del 78 apareció en el horizonte como la oportunidad para que aquel equipo certificara con un título sus años de gloria. Pero en el camino de Las Palmas, aquella noche del 19 de abril en el Bernabéu, se cruzaron el Barça de Cruyff y el árbitro Franco Martínez -destacado en las crónicas del choque como factor clave en el desenlace del encuentro al señalar un penalti de Roque Díaz, que aparentemente cometió falta fuera del área, sobre Esteban Vigo en el minuto nueve-.

Charly Rexach, que años después ejerció como técnico ayudante de Cruyff en el Barça que mutó para formar el Dream Team-, convirtió la pena máxima (1-0) y lanzó al conjunto azulgrana hacia el triunfo. Cinco minutos después Asensi firmó el 2-0, ventaja que Brindisi recortó de inmediato (2-1, min. 20). A la Unión Deportiva no le dio casi ni tiempo de saborear la diana del mediocentro argentino. Antes de la media hora de juego (min. 27), Rexach liquidó la final al hacer el 3-1.

Miguel Muñoz alineó, por Las Palmas, a Carnevali; Gerardo Miranda, Felipe, Roque, Guillermo Hernández -capitán-; Jorge Fernández, Brindisi, Félix Marrero, Noly; Maciel y Morete. En la segunda mitad dio entrada a Rivero, que sustituyó a Félix Marrero. Por el Barça jugaron a las órdenes de Rinus Michels -campeón de todo con el Ajax en los 70 y con Holanda en la Eurocopa de 1988- Mora; De la Cruz, Migueli, Neeskens, Olmo; Rexach, Zuviría, Asensi; Fortes, Cruyff y Esteban. Macizo y Tente Sánchez sustituyeron en la segunda parte a Olmo y Neeskens.

'Las Palmas, con nervios y desaciertos, no respondió'. Ese fue el titular elegido por Antonio Lemus, enviado especial de LA PROVINCIA para la final de aquella Copa del Rey, para su crónica. "No pudo ser", iniciaba el texto para apuntar que "comprendemos la gran decepción que todos los aficionados canarios han tenido esta noche pero no hay que rasgarse las vestiduras y acatar la derrota como una realidad de lo que es el fútbol y más en un partido de este tipo, donde todo se juega a 'cara o cruz'. A la Unión Deportiva Las Palmas no le quita ya nadie el honor de haber sido finalista por primera vez en la historia, aunque en un final se conjugan siempre muchos factores y los de esta disputada en el estadio Bernabéu ha sido en su mayoría desfavorable al equipo amarillo".

Lemus añadiría que "la estrategia, el saber hacer, la serenidad para dirigir, se la impuso sin duda Johan Cruyff hasta de defensa que es por donde estuvo todo el segundo tiempo desde el momento que faltaba Neeskens en el campo y ordenando desde allí con su juego preciso, inteligente y hábil todo el desdoblamiento atacante del Barcelona".

Cruyff jugaría tres partidos más en Liga con el Barça -ante Elche, Rayo y Valencia-, pero su última gran noche como futbolista azulgrana la firmó ante la UD Las Palmas, que tuvo el honor de convertirse en su última víctima en un terreno de juego en España. Meses después, tras renunciar a jugar el Mundial de Argentina 78 por un pleito entre Puma y Adidas -la primera, la marca que le patrocinaba; la segunda, la compañía que equipaba a la selección holandesa- que disimuló bien al exponer públicamente su negativa a jugar en un país que vivía bajo la dictadura de una junta militar, Cruyff se lanzó a la aventura norteamericana al enrolarse en las filas de los Aztecs de Los Ángeles.

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