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Eurocup Semifinales (ida)

El Galatasaray atormenta al Granca

El equipo de García Reneses cae en Estambul y debe remontar una desventaja de 14 puntos para poder repetir presencia en la final de la Eurocup

A falta de un minuto y 37 segundos para el final del duelo, el Herbalife Gran Canaria perdía por 10 puntos de diferencia (85-75) ante el Galatasaray y, justo en ese preciso momento, cerca de la orilla, ya daba hasta por bueno un meneo así tras firmar un partido espantoso. La desventaja, después de todo, era a esas alturas un mal menor de cara al encuentro de vuelta que queda por disputarse para resolver la eliminatoria. Pero todo lo que sucedió después, en una cancha - el Abdi Ipekci Arena, con 10.000 aficionados eufóricos- que estaba cerca del punto exacto para entrar en ebullición, culminó el disparate representado por el equipo de Aíto García Reneses en un muy mal día en la oficina. En tan poco tiempo, con tanto en juego y en un momento tan crítico, el conjunto claretiano reincidió, en un abrir y cerrar de ojos, en cada uno de los errores que le llevaron a vivir una situación tan delicada: tomó todas las malas decisiones del mundo posibles -triples lanzados en malas situaciones de tiro, pases imposibles, desajustes defensivos y la manera incorrecta de cerrar el rebote defensivo- para acabar atormentado en Estambul. Al Granca, el miércoles, le toca firmar una hazaña para repetir presencia en la final de la Eurocup: remontar 14 puntos de diferencia (89-75).

El naufragio del Herbalife Gran Canaria se hizo carne al final del choque, pero la derrota empezó a gestarse alrededor del descanso. Un parcial 16-9 -levantado tras una técnica forzada por Ergin Ataman, entrenador turco con empate en el marcador (33-33)- dejó tocado al cuadro amarillo antes de cruzar el ecuador del pulso (49-42, min. 20). Hasta ese punto, el Granca había sido capaz de contener el empuje inicial del Galatasaray, que se plantó sobre el parqué como un dragón sediento. Cargó por la pintura el conjunto de Estambul, justo por donde parecía más débil tras la marcha de Joey Dorsey al FC Barcelona Lassa, y por ahí empezó a horadar la resistencia claretiana.

Cuando el Herbalife Gran Canaria abrió los ojos, el Galatasaray ya estaba enganchado a su yugular (9-2, min. 4). La candidez de Anzejs Pasecniks fue un regalo que no dejó pasar el cuadro local para marcar las primeras diferencias, apuro que el equipo claretiano solventó a base de ajustar piezas. Alen Omic saltó al parqué y el pívot, de golpe, se hizo con el control de la zona -sumó 11 puntos en los dos primeros cuartos-. A partir de ahí, cuando todo empezó a gravitar al rededor del internacional esloveno, el envite se desarrolló desde la lógica aplicada por el Granca: la defensa amarilla comenzó a ser efectiva, Albert Oliver puso pausa al juego y todo lo demás funcionaba como un reloj -Aguilar y DJ Seeley martilleaban por fuera, Rabaseda marcaba la intensidad atrás y la temperatura, de repente bajaba en el infierno turco-.

Pero llegó la técnica a Ergin Ataman y la dirección del viento cambió para borrar del mapa al Granca. Poco más se supo del equipo claretiano durante los últimos minutos de la primera mitad y todo el tercer cuarto. El conjunto claretiano se desconectó para perderse en el llano y el Galatasaray puso en marcha el taladro para agujerear a un rival desconocido. Con Stephane Lasme, referencia interior, con problemas de faltas y con Errick McCollum no tan fiero como lo pintaban, los secundarios del conjunto turco alzaron la voz para incendiar la noche en Estambul.

Chuck Davis, un pívot de 2,02 metros y una hoja de servicios interminable por ligas europeas de bajo perfil, se convirtió en un gigante para domesticar al Granca. El cinco de Alabama se anudó la servilleta en el cuello, cogió cuchillo y tenedor y se zampó a todo el juego interior del Herbalife Gran Canaria. Se fue a casa con 18 puntos, 10 rebotes, 29 de valoración y la sensación de haberse sido, durante un rato, la reencarnación de Shaquille O'Neal sobre la pista.

Chuck Davis iluminó el camino y detrás de él se lanzaron tipos como Goksenin Koksal -que clavó tres triples que al Granca le sentaron como tres puñaladas- o Vladimir Micov, jugadores complementarios que nunca se habían visto en una situación así: como estrellas bajo los focos. Desatado, como tocado por una varita mágica -le entraban hasta los triples lanzados a ocho metros y al límite de la posesión-, el Galatasaray levantó una ventaja de 19 puntos (73-54, min. 29, tras una canasta de tres de Koksal) y se tumbó sobre ese cómodo colchón ante un rival medio grogui, enredado entre las cuerdas y que rondaba el KO.

Pero el Galatasaray no remató la faena y esa, con todo, es la mejor noticia para un Herbalife Gran Canaria que se dejó arrastrar por la corriente hasta la playa. García Reneses reordenó al grupo al juntar en pista a dos ala-pívots -Aguilar y Báez-. A partir de ahí, de dar pequeños pasos -forzar con celeridad el bonus de faltas del conjunto turco, un triple de Aguilar y otro de Oliver- el equipo claretiano pudo salir a flote entre los restos del naufragio (85-75, min. 39) para luego recibir una última andanada de un rival terrible (89-75, final). Ahora, al Granca, capaz de remontar ante el Valencia y el Dominion Bilbao en la Copa del Rey, le toca dar forma a otra hazaña para volver a colarse en la final de la Eurocup.

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