Antoine Griezmann, delantero del Atlético de Madrid, batió su récord goleador en una temporada con su sexto doblete de esta campaña y con sus 26 tantos en 42 partidos oficiales de este curso, el reto individual que se marcó en verano cuando la pretemporada daba sus primeros pasos.

"Yo creo que puedo (superar aquellos 25 goles de 2014-15). Intentaré hacerlo. Cada temporada quiero mejorar en goles, minutos o asistencias. Y ojalá lo pueda hacer", decía el 24 de julio de 2015, cuando el equipo iniciaba su trabajo en Los Ángeles de San Rafael rumbo a esta campaña, de nuevo deslumbrante del internacional galo.

A falta de al menos nueve encuentros para terminar la temporada, ya lo ha conseguido con 26 goles, con una media de 0,61 tantos por partido, inigualable en sus seis años anteriores como profesional, tanto en la Real Sociedad como en el Atlético, del que el pasado curso fue su máximo goleador con 25 dianas en 53 duelos (0,47).

Dos promedios superiores a los que protagonizó en sus cinco años anteriores con el equipo donostiarra. En 2013-14 marcó 21 goles en 50 choques (0,42); en 2012-13 hizo once en 35 encuentros (0,31); en 2011-12, ocho en 38 partidos (0,21); en 2010-11, siete en 39 (0,17); y en 2009-10, seis en 39 (0,15).

Ahora falta completar la meta colectiva con dos frentes abiertos. Por un lado la Liga, en la segunda posición actual a seis puntos del liderato del Barça y con el pase directo a la Liga de Campeones 2016-17 casi resuelto, y por otro la Champions, con la mente ya en el duelo de los cuartos contra el Barça.

Ahí aparece Griezmann en un momento imponente, con participación en tres de los cinco goles de su equipo al Betis este sábado en el Vicente Calderón, con gol en cada una de las últimas seis jornadas de Liga, con seis dobletes a lo largo de la campaña y con la imparable capacidad de superación que ha demostrado en el Atlético.

Cada día ha ido creciendo. Desde el primer instante que llegó, para adaptarse a la intensidad de los entrenamientos del conjunto rojiblanco. Al principio, como a muchos de los jugadores que fichan en los últimos tiempos por el club, tardó en asimilar el potente ritmo. "Al llegar, me costó un poco, porque era todo nuevo para mí", reconoció después. Al mes lo había conseguido. Primer reto superado.

Después, para entrar en el once tipo con más constancia, con ese sacrificio imprescindible en este equipo de esforzarse también en tareas defensivas, en presionar y correr hacia atrás. En sus primeros diez encuentros de la pasada temporada, los primeros de él como rojiblanco, alternó titularidad y suplencia, con cinco de cada.

Y luego para completar el desafío que se propusieron él y Simeone allá por otoño de 2014, el de transformarse en un delantero determinante por goles, por velocidad, por conducción, por talento; más cerca del área, lejos de la posición de banda que había ocupado en la Real Sociedad. Ahí desató su mejor versión. Un nivel imparable, como su capacidad goleadora.